VIERNES DE LA IV SEMANA DE CUARESMA
ORACIÓN PARA COMENZAR TODOS LOS DÍAS:
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Poniéndonos en la presencia de Dios, adoremos su majestad infinita, y digamos con humildad:
“Omnipotente Dios y Señor y Padre mío amorisísimo, yo creo que por razón de tu inmensidad estás aquí presente en todo lugar, que estás aquí, dentro de mí, en medio de mi corazón, viendo los más ocultos pensamientos y afectos de mi alma, sin poder esconderme de tus divinos ojos. Te adoro con la más profunda humildad y reverencia, desde el abismo de mi miseria y de mi nada, y os pido perdón de todos mis pecados que detesto con toda mi alma, y os pido gracias para hacer con provecho esta meditación que ofrezco a vuestra mayor gloria… ¡Oh Padre eterno! Por Jesús, por María, por José y todos los santos enseñadme a orar para conocerme y conoceros, para amaros siempre y haceros siempre amar. Amén.”
Se meditan los tres puntos dispuestos para cada día.
VIERNES DE LA IV SEMANA DE CUARESMA
ES JESUS CORONADO DE ESPINAS
1.- Y desnudándole, le envolvieron en una clámide roja (1). El Rey de los reyes, el Señor de los que dominan es tratado como rey de burlas. Primeramente le visten de púrpura, que era divisa de reyes. Mas para esto le desnudaron, sacándole con violencia los vestidos pegados a todo el cuerpo, no sin agudo dolor. Y ¡qué confusión tendría otra vez el purísimo Jesús, quedando desnudo a vista de los impuros soldados! Le visten después de púrpura por escarnio. Es así que para Cristo es ignominia todo lo que el mundo tiene por honra; para Cristo es honra todo lo que el mundo tiene por ignominia. Elige tú con prudencia. Retén con constancia lo que eligieres.
2.- Y tejiendo una corona de espinas la pusieron sobre su cabeza (2). ¿Con semejante gloria y honra le coronasteis, Señor? Así es: en el reino de Cristo no hay otras coronas sino las que punzan. Sal y mira a tu Rey con la corona con que tú le coronaste. Tú te coronaste de rosas; mas para Jesús reservaste solo las espinas. Tú punzaste su cabeza con tus pensamientos y juicios. Conócelo, llóralo, compadécete de tu Jesús, y oye que te dice: No reconozco por miembro mío, siendo yo la cabeza, y coronada de espinas, al que fuere delicado.
3.- Y una caña en su diestra (3), por cetro de mofa y risa. Y arrodillándose delante de Él le burlaban, diciendo: Dios le guarde, Rey de los judíos. Y le daban bofetadas. Y le escupían, le tomaban la caña, y le herían su cabeza (4). Pondera estos ultrajes. Penetra los afectos de Cristo. Compadécete de este amantísimo Rey. Ponte como una caña en sus manos. Adórale doblando tus rodillas y dile: Recibid mil saludos, Rey mío. Límpiale de las salivas. Admite en su lugar, o por Él, sino bofetadas, otras injurias que se te ofrezcan.
(1) Matth.,27. (2) Ibid. (3) Matth., 27. (4) Ibid.
ORACIÓN PARA FINALIZAR TODOS LOS DÍAS:
INVOCACIONES AL CORAZÓN DE JESÚS EN SU PASIÓN. Santa Margarita María de Alacoque:
Humildemente postrado al pie de tu Santa Cruz, te diré con frecuencia, divino Salvador mío, para mover las entrañas de tu misericordia a perdonarme.
- Jesús, desconocido y despreciado, R/. Ten piedad de mí.
- Jesús, calumniado y perseguido.
- Jesús, abandonado de los hombres y tentado.
- Jesús, entregado y vendido a vil precio.
- Jesús, vituperado, acusado y condenado injustamente.
- Jesús, vestido con una túnica de oprobio y de ignominia.
- Jesús, abofeteado y burlado.
- Jesús, arrastrado con la soga al cuello.
- Jesús, azotado hasta la sangre.
- Jesús, pospuesto a Barrabas.
- Jesús, coronado de espinas y saludado por irrisión.
- Jesús, cargado con la Cruz y las maldiciones del pueblo.
- Jesús, triste hasta la muerte.
- Jesús, pendiente de un infame leño en compañía de dos ladrones.
- Jesús, anonadado y confundido delante de los hombres.
- Jesús, abrumado de toda clase de dolores.
¡Oh Buen Jesús! que has querido sufrir una infinidad de oprobios y de humillaciones por mi amor, imprime poderosamente su estima en mi corazón, y hazme desear su práctica.
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