JUEVES DE LA V SEMANA DE CUARESMA
ORACIÓN PARA COMENZAR TODOS LOS DÍAS:
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Poniéndonos en la presencia de Dios, adoremos su majestad infinita, y digamos con humildad:
“Omnipotente Dios y Señor y Padre mío amorisísimo, yo creo que por razón de tu inmensidad estás aquí presente en todo lugar, que estás aquí, dentro de mí, en medio de mi corazón, viendo los más ocultos pensamientos y afectos de mi alma, sin poder esconderme de tus divinos ojos. Te adoro con la más profunda humildad y reverencia, desde el abismo de mi miseria y de mi nada, y os pido perdón de todos mis pecados que detesto con toda mi alma, y os pido gracias para hacer con provecho esta meditación que ofrezco a vuestra mayor gloria… ¡Oh Padre eterno! Por Jesús, por María, por José y todos los santos enseñadme a orar para conocerme y conoceros, para amaros siempre y haceros siempre amar. Amén.”
Se meditan los tres puntos dispuestos para cada día.
JUEVES DE LA V SEMANA DE CUARESMA
EL SORTEO DE LAS VESTIDURAS, EL TÍTULO DE LA CRUZ Y LAS BLASFEMIAS
1.- Era, pues, su túnica no cosida, toda de una pieza tejida de arriba abajo. Dijeron por esto entre sí: No la cortemos, sino echemos suertes sobre ella (1). Dividieron primero el vestido exterior de Cristo en cuatro partes. La interior e inconsútil vestidura se guarda entera. Los vestidos de Cristo son los fieles. Rómpanse los que del todo no están pegados al cuerpo de Cristo. En quién no hay el fundamento del amor de Dios, tampoco hay el amor del prójimo. El que está junto con Dios, está unido con el prójimo por la caridad. ¿Cuántas veces has osado hacer lo que no se atrevieron los judíos, pues rompiste esta vestidura de la caridad cristiana? Di para adelante: No la romperé más.
2.- Jesús Nazareno, rey de los judíos (2). El mismo título le dan al morir sus enemigos, que le dieron al nacer los tres Magos. Así se establece más su poder y su imperio. Pero ¡ay! No es conocido por rey de aquellos que quieren que se borre este nombre. Será con todo esto para mí, Jesús y Salvador. Será para mí, Nazareno y florido, y en los tormentos mismos amable. Para mi será rey a quien me consagro, ni admitirá mi alma otro Señor. Para que nunca me baje de la cruz, me enclavaré en ella con Cristo con los clavos del temor, de amor y de la mortificación.
3.- Le blasfemaban, echándole en cara la impotencia de librarse, la pretendida dignidad de rey, la vana confianza en Dios, y de Él la mentida filiación. Todas estas calumnias cesarían si bajase de la cruz, cómo ellos decían: Baje ahora de la cruz y creeremos en Él (3). Pero en vano. Antes bien no baja de la cruz porque es Hijo de Dios. Es propio de los hijos de Dios perseverar constantemente en la cruz recibida hasta morir, ya por la mortificación continua de sí mismos, ya por la firmeza, mayor cada día, en su vocación, ya por el cumplimiento exacto de las obligaciones del estado en que los ha puesto. Mira como lo observas, para mostrarte hijo de Dios.
(1) Joan., 19. (2) Ibid. (3) Matth., 27.
ORACIÓN PARA FINALIZAR TODOS LOS DÍAS:
INVOCACIONES AL CORAZÓN DE JESÚS EN SU PASIÓN. Santa Margarita María de Alacoque:
Humildemente postrado al pie de tu Santa Cruz, te diré con frecuencia, divino Salvador mío, para mover las entrañas de tu misericordia a perdonarme.
- Jesús, desconocido y despreciado, R/. Ten piedad de mí.
- Jesús, calumniado y perseguido.
- Jesús, abandonado de los hombres y tentado.
- Jesús, entregado y vendido a vil precio.
- Jesús, vituperado, acusado y condenado injustamente.
- Jesús, vestido con una túnica de oprobio y de ignominia.
- Jesús, abofeteado y burlado.
- Jesús, arrastrado con la soga al cuello.
- Jesús, azotado hasta la sangre.
- Jesús, pospuesto a Barrabas.
- Jesús, coronado de espinas y saludado por irrisión.
- Jesús, cargado con la Cruz y las maldiciones del pueblo.
- Jesús, triste hasta la muerte.
- Jesús, pendiente de un infame leño en compañía de dos ladrones.
- Jesús, anonadado y confundido delante de los hombres.
- Jesús, abrumado de toda clase de dolores.
¡Oh Buen Jesús! que has querido sufrir una infinidad de oprobios y de humillaciones por mi amor, imprime poderosamente su estima en mi corazón, y hazme desear su práctica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario