lunes, 16 de junio de 2025

23 ANIVERSARIO DE LA CANONIZACIÓN DE SAN PÍO DE PIETRELCINA

CANONIZACIÓN DEL BEATO PÍO DE PIETRELCINA

HOMILÍA DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II

Plaza de San Pedro, domingo 16 de junio de 2002


1. "Mi yugo es suave y mi carga ligera" (Mt 11, 30).


Las palabras de Jesús a los discípulos que acabamos de escuchar nos ayudan a comprender el mensaje más importante de esta solemne celebración. En efecto, en cierto sentido, podemos considerarlas como una magnífica síntesis de toda la existencia del padre Pío de Pietrelcina, hoy proclamado santo.


La imagen evangélica del "yugo" evoca las numerosas pruebas que el humilde capuchino de San Giovanni Rotondo tuvo que afrontar. Hoy contemplamos en él cuán suave es el "yugo" de Cristo y cuán ligera es realmente su carga cuando se lleva con amor fiel. La vida y la misión del padre Pío testimonian que las dificultades y los dolores, si se aceptan por amor, se transforman en un camino privilegiado de santidad, que se abre a perspectivas de un bien mayor, que sólo el Señor conoce.


2. "En cuanto a mí, Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo" (Ga 6, 14).


¿No es precisamente el "gloriarse de la cruz" lo que más resplandece en el padre Pío? ¡Cuán actual es la espiritualidad de la cruz que vivió el humilde capuchino de Pietrelcina! Nuestro tiempo necesita redescubrir su valor para abrir el corazón a la esperanza.


En toda su existencia buscó una identificación cada vez mayor con Cristo crucificado, pues tenía una conciencia muy clara de haber sido llamado a colaborar de modo peculiar en la obra de la redención. Sin esta referencia constante a la cruz no se comprende su santidad.


En el plan de Dios, la cruz constituye el verdadero instrumento de salvación para toda la humanidad y el camino propuesto explícitamente por el Señor a cuantos quieren seguirlo (cf. Mc 16, 24). Lo comprendió muy bien el santo fraile del Gargano, el cual, en la fiesta de la Asunción de 1914, escribió: "Para alcanzar nuestro fin último es necesario seguir al divino Guía, que quiere conducir al alma elegida sólo a través del camino recorrido por él, es decir, por el de la abnegación y el de la cruz" (Epistolario II, p. 155).


3. "Yo soy el Señor, que hago misericordia" (Jr 9, 23).


El padre Pío fue generoso dispensador de la misericordia divina, poniéndose a disposición de todos a través de la acogida, de la dirección espiritual y especialmente de la administración del sacramento de la penitencia. También yo, durante mi juventud, tuve el privilegio de aprovechar su disponibilidad hacia los penitentes. El ministerio del confesonario, que constituye uno de los rasgos distintivos de su apostolado, atraía a multitudes innumerables de fieles al convento de San Giovanni Rotondo. Aunque aquel singular confesor trataba a los peregrinos con aparente dureza, estos, tomando conciencia de la gravedad del pecado y sinceramente arrepentidos, volvían casi siempre para recibir el abrazo pacificador del perdón sacramental.


Ojalá que su ejemplo anime a los sacerdotes a desempeñar con alegría y asiduidad este ministerio, tan importante también hoy, como reafirmé en la Carta a los sacerdotes con ocasión del pasado Jueves santo.


4. "Tú, Señor, eres mi único bien".


Así hemos cantado en el Salmo responsorial. Con estas palabras el nuevo santo nos invita a poner a Dios por encima de todas las cosas, a considerarlo nuestro único y sumo bien.


En efecto, la razón última de la eficacia apostólica del padre Pío, la raíz profunda de tan gran fecundidad espiritual se encuentra en la íntima y constante unión con Dios, de la que eran elocuentes testimonios las largas horas pasadas en oración y en el confesonario. Solía repetir: "Soy un pobre fraile que ora", convencido de que "la oración es la mejor arma que tenemos, una llave que abre el Corazón de Dios". Esta característica fundamental de su espiritualidad continúa en los "Grupos de oración" fundados por él, que ofrecen a la Iglesia y a la sociedad la formidable contribución de una oración incesante y confiada. Además de la oración, el padre Pío realizaba una intensa actividad caritativa, de la que es extraordinaria expresión la "Casa de alivio del sufrimiento". Oración y caridad: he aquí una síntesis muy concreta de la enseñanza del padre Pío, que hoy se vuelve a proponer a todos.


5. "Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque (...) has revelado estas cosas a los pequeños" (Mt 11, 25).


¡Cuán apropiadas resultan estas palabras de Jesús, cuando te las aplicamos a ti, humilde y amado padre Pío!


Enséñanos también a nosotros, te lo pedimos, la humildad de corazón, para ser considerados entre los pequeños del Evangelio, a los que el Padre prometió revelar los misterios de su Reino.

Ayúdanos a orar sin cansarnos jamás, con la certeza de que Dios conoce lo que necesitamos, antes de que se lo pidamos.

Alcánzanos una mirada de fe capaz de reconocer prontamente en los pobres y en los que sufren el rostro mismo de Jesús.

Sostennos en la hora de la lucha y de la prueba y, si caemos, haz que experimentemos la alegría del sacramento del perdón.

Transmítenos tu tierna devoción a María, Madre de Jesús y Madre nuestra.

Acompáñanos en la peregrinación terrena hacia la patria feliz, a donde esperamos llegar también nosotros para contemplar eternamente la gloria del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


sábado, 10 de mayo de 2025

ORACIÓN POR EL PAPA LEON XIV

ORACIÓN POR EL PAPA

Señor Jesucristo, que quisiste fundar tu Iglesia sobre la Roca de Pedro,

Te pedimos por el Romano Pontífice, el Papa León XIV, para que libre de todo condicionamiento propio o externo, lleve a cabo la misión que Tú le has confiado de confirmar a sus hermanos en la fe.

Hazlo dócil a la acción de tu Espíritu Santo.

Dale la fidelidad, la audacia y la fortaleza para conservar, anunciar y defender íntegramente el sagrado deposito de la fe.

Consérvalo y llénalo de vida, hazlo pastor santo del pueblo de Dios y líbralo de sus enemigos. Amén.

San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes; y tú, príncipe de la milicia celestial, arroja al infierno, con el divino poder, a Satanás y a los otros espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas.

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Virgen del Rosario de Pompeya, 

¡Oh augusta Reina de las Victorias, oh Virgen soberana del Paraíso!, cuyo nombre poderoso alegra los cielos y hace temblar de terror a los abismos. ¡Oh gloriosa Reina del Santísimo Rosario!, nosotros, los venturosos hijos vuestros, postrados a vuestras plantas, en este día sumamente solemne de la fiesta de vuestros triunfos sobre la tierra de los ídolos y de los demonios, derramamos entre lágrimas los afectos de nuestro corazón, y con la confianza de hijos os manifestamos nuestras necesidades.

Desde ese trono de clemencia donde os sentáis como Reina, te rogamos por la Iglesia de tu Hijo y por el Papa Leon XIV. Volved, ¡oh María!, vuestros ojos misericordiosos a nosotros; a nuestras familias, a nuestra nación, a la Iglesia Católica, al mundo todo, y apiadaos de las penas y amarguras que nos afligen. Mirad, ¡oh Madre!, cuántos peligros para el alma y cuerpo nos rodean; cuántas calamidades y aflicciones nos agobian. Detened el brazo de la justicia de vuestro Hijo ofendido, y con vuestra bondad subyugad el corazón de los pecadores, pues ellos son nuestros hermanos e hijos vuestros, que al dulce Jesús costaron sangre divina y a vuestro sensibilísimo Corazón indecibles dolores. Mostraos hoy para con todos Reina verdadera de paz y de perdón.

Dios te salve, Reina y Madre...

lunes, 5 de mayo de 2025

5 de MAYO 1956 INAUGURACIÓN DE CASA SOLLIEVO DELLA SOFFERENZA

DISCURSOS DE SAN PÍO DE PIETRELCINA EL DIA DE LA INAUGURACION DE CASA SOLLIEVO DELLA SOFFERENZA, EN EL PRIMER Y EN EL DÉCIMO ANIVERSARIO.

5 de mayo de 1956.

Sobre la tierra se ha depositado una semilla.

Inauguración de la Casa Alivio del Sufrimiento:

Señores y hermanos en Cristo, la Casa Sollievo della Sofferenza (Casa Alivio del Sufrimiento) se ha completado. Agradezco a los benefactores de todas las partes del mundo que han cooperado. Esta es la criatura que la Providencia, ayudada por vosotros, ha creado, os la presento. Admiradla y bendecidla junto conmigo al Signore Dios.

Se ha depositado en la tierra una semilla que Él calentará con sus rayos de amor. Una nueva milicia, hecha de renuncia y amor está por surgir para gloria de Dios, y confort de las almas y los cuerpos enfermos. 

No nos privéis de vuestra ayuda, colaborad en este apostolado de alivio del sufrimiento humano, y la Caridad Divina que no conoce límites y que luce igual a Dios y la Vida Eterna y acumulará para cada uno de vosotros un tesoro de gracia del cual Jesús nos ha hecho herederos en la Cruz. 

Esta obra, que vosotros veis es el inicio de su vida, pero, para poder crecer y tornarse adulta esta criatura tiene necesidad de alimentarse y por ella se encomienda otra vez a vuestra generosidad para que no muera de inanición y se convierta en la ciudad hospitalaria técnicamente adecuada a las técnicas más exigentes clínicas junto con orden ascético de militancia franciscana.

Además de oración y de ciencia el género humano debe encontrarse en Cristo Crucificado como un solo rebaño con un solo pastor. Una etapa del camino para cumplir se ha hecho. No detengamos el paso, respondamos solícitos a la llamada de Dios por la causa del bien cada uno ejecutando el deber propio, yo, en incesante oración de siervo inútil del Señor nuestro Jesucristo, vosotros con el deseo punzante de estrechar el corazón de la humanidad sufriente para presentarla conmigo a la Misericordia del Padre Celeste, vosotros con la acción iluminada de la Gracia, con la libertad, con la perseverancia en el bien, con la rectitud de intención. Adelante en humildad de espíritu y con el corazón en alto. 

El Señor bendiga a quienes han trabajado y que trabajarán por esta Casa y remunerará miles y miles veces en esta vida a todos vosotros y a vuestras familias con la alegría eterna en la otra. 

Quieran la Santísima Virgen de la Gracia y el seráfico Padre san Francisco en el Cielo, y el Vicario de Cristo el Sumo Pontífice en la tierra, interceder para que sean escuchadas favorablemente vuestros deseos.  

5 de mayo de 1957.

El camino a seguir.

Primer año de la inauguración de la Casa Alivio del Sufrimiento:

Sea bendito el Señor. 

La Obra que el año pasado habéis visto en el inicio de su vida, hoy cumple su primer año. 

La Casa Sollievo della Sofferenza (Casa Alivio del Sufrimiento) ya ha abierto sus brazos a varios miles de cuerpos y de espíritus enfermos,, haciendo beneficiarios de vuestra caridad a todos indistintamente y su hospitalización, de los más dotados a los menos acaudalados, suministrando a todos, en medida generosa, con los medios que vosotros habéis proporcionado. Dios ha calentado con sus rayos de amor la semilla depositada. Desde su nacimiento hasta hoy, la Obra para tener su marco legal, ha debido solicitar las prestaciones a la caridad de las personas generosas, a las cuales expreso todo mi reconocimiento. Hoy por disposición del Santo Padre, la Obra tiene su autonomía. El Augusto Pontífice, con munificiencia abundante y solícita, ha dispuesto soberanamente que ella tenga un arreglo jurídico correspondiente a los propósitos que le presiden. El Santo Padre ha concedido que ella tenga una nueva sistematización de su patrimonio inmobiliario y que sus bienes sean dados para uso a las Congregaciones del Terz’Ordine Franciscano de Santa Maria de las Gracias, para que pueda asumir las gestiones. 

En la Casa Sollievo della Sofferenza (Casa Alivio del Sufrimiento) se ha orado asiduamente por la Augusta Persona del Vicario de Cristo. Hoy, con este acto soberano, la Casa Sollievo está empeñada en el deber del de singular reconocimiento para Pio XII, que ha señalado los primeros actos de su vida. 

Hoy retomamos la segunda etapa del camino a cumplir. El camino a cumplir es este: La Obra se encomienda ahora a vuestra generosidad para que se transforme en una ciudad hospitalaria técnicamente adecuada a las más audaces exigencias clínicas. La Casa deberá aumentar el número de las reparticiones y triplicar el número de las camas. A ello deberemos agregar dos casas, una para mujeres y otra para hombres, donde los espíritus y los cuerpos fatigados y cansados vengan al Señor y obtengan alivio de Él. Un Centro Intercontinental de estudios deberá coadyuvar al profesional de la salud y perfeccionar su cultura profesional y su formación cristiana. Debemos completar la formación de esta Obra para que se vuelva templo de oración y de ciencia donde el género humano se reencuentre en Jesus Crucificado como una sola majada , bajo un solo pastor. 

Los hijos de la Obra, que en todas partes del mundo se reúnen a orar en comun, según el espíritu del Seráfico Padre san Francisco y según las directivas y las intenciones del Papa, deberán encontrar que la casa comunitaria de sus grupos de oración, los sacerdotes encontrarán aquí un cenáculo para ellos; los hombres, las mujeres, los religiosos encontrarán aquí la casa para cuidar aún más su formación espiritual y su ascensión a Dios, porque en la fe, en el alejamiento, en la dedicación vivan el amor de Dios, consumación de la perfección cristiana. El amor y la actuación y la comunicación de la vida sobreabundante que Jesús declaró de haber venido a dar. Escuchemos su invitación: “Así como el Padre me ha amado, también yo os amo; permanezcan en mi amor” Jesús sostiene la actividad de Maestro Divino la actividad de medico sanador. Él es el autor de la vida, que , muerto una vez, reina vivo. 

Esta Obra, si fuera solamente alivio del cuerpo, tendría solo la constitución de una clínica modelo, hecha por medio de vuestra caridad extraordinariamente generosa. Pero ella esta estimulada y desea ser llamamiento operante del amor de Dios por medio de la aceptación prudente de sus dolores, de la meditación serena de su destino a Él. 

En ella el amor a Dios deberá corroborarse en el espíritu del enfermo, mediante el amor a Jesús Crucificado, que emanará de aquellos que asistan la enfermedad de su cuerpo y de su espíritu. 

Aquí, hospedado, médicos, sacerdotes serán reserva de amor, que será tanto mayor en uno, tanto más se comunicará a los otros. Los sacerdotes y los médicos, vinculados a su ejercicio de caridad hacia los cuerpos enfermos, sentirán el estímulo ardiente de permanecer también ellos en el amor de Dios, porque ellos y sus asistentes han asistido todos a una única morada en El que es Luz y Amor. Todo el género humano puede sentirse llamado a colaborar en este apostolado entre la humanidad sufriente y que todos ayuden al estímulo del Espíritu: así tendrán de Jesús la gloria que el Padre le dio una sola cosa: “Yo entre ellos y Tu en Mi, pero que su unidad sea perfecta y el mundo reconozca que Tu me has enviado y que los has amado como me has amado a Mi” 

María Santísima de la Gracia que es la Reina a la cual todos los días y más veces en el día manifestamos nuestro amor y a la cual pedimos asistencia materna, reine siempre soberana en la ciudad que surgirá en torno a Su Templo, y os asista a todos vosotros. 

La Madonna avive el amor de los hijos hacia el Vicario de Jesucristo en la tierra, y un día nos muestre a Jesús en el esplendor de Su Gloria. 

5 de mayo 1966. 

La oración sostiene la casa.

Décimo aniversario de la inauguración de la Casa Alivio del Sufrimiento:

Mis caros hijos de Italia y del mundo, a todos vosotros cercanos y lejanos, paz y bendición del Señor. 

Al dirigíos la palabra en esta solemne y memorable jornada, mi ánimo está lleno de gran conmoción al constatar la obra de la Divina Providencia que en estos diez años, en modo verdaderamente prodigioso, se ha manifestado tan grandemente benéfica en pro de la “Casa Sollievo della Sofferenza (Casa Alivio del Sufrimiento). Mirando hacia atrás al humilde origen y pensando como todo ha nacido de la nada, resalta mayormente el milagro de la fe y de la caridad de los cuales esta Obra rinde testimonio delante de los ojos de todo el mundo. Los rendimientos son infinitos gracias al Señor y a la Virgen santa, y sean bendecidos todos aquellos que de algún modo han cooperado al nacimiento e al desarrollo de la Obra. Hijos míos benditos, os agradezco con todo el corazón por el regalo de vuestra generosidad, por los sacrificios hechos, por el interés y la premura habidas, porque vosotros habéis sido el instrumento en la mano de Dios para la realización de esta “Casa”, en la cual las almas y los cuerpos de tantos hermanos nuestros enfermos son curados y sanados, mediante la obra sacerdotal, sanitaria, espiritual y social de toda la organización hospitalaria. 

Mi sincero recuerdo y agradecimiento es también para aquellos que desde el principio colaboraron en la implementación de esta Obra y ahora desde el Cielo, adonde han ido a recibir el premio de su generosa caridad, continúan prestando su asistencia espiritual a la Casa Sollievo della Sofferenza (Casa Alivio del Sufrimiento). 

Pero mi recuerdo y pensamiento paterno se vuelven de modo muy particular a los Grupos de Oración, ahora extendidos en el mundo y que presentes hoy, con ocasión de la decena de años de la “Casa”, por su segundo Convenio Internacional. 

Ellos, unidos a la “Casa del Alivio” son la posición avanzada de esta Ciudadela de la caridad, viveros de fe , focos de amor, en los cuales Cristo mismo está presente en toda vuelta (toda vez) que se reúnen para la oración y el Ágape Eucarístico, bajo la guía de sus Pastores y Directores espirituales. 

Es la oración, esta fuerza unida de todas las almas buena, que mueve el mundo, que renueva la conciencia, que sostiene la “Casa”, que conforta a los que sufren, que cura a los enfermos, que santifica el trabajo, que eleva la asistencia sanitaria, que da la fuerza moral y la renuncia al sufrimiento humano, que derrama la sonrisa y la bendición de Dios sobre toda languidez y debilidad. Rogad mucho, hijos míos, orad siempre, sin cansaros, porque es a la oración que yo confío esta Obra, que Dios ha querido y que continuará a mantenerse y prosperar merced a la ayuda de la Divina Providencia y la contribución espiritual y caritativa de todas las almas que oran. 

El Señor Omnipotente y Misericordioso que acepta para si todo beneficio hecho a los hermanos sufrientes, os recompense miles de veces, en medida buena, completa y muy abundante. 

Como prenda de reconocimiento espiritual y gratitud ofrezco por todos mi oración y sufrimiento cuotidiano, el recuerdo en el Santo Sacrificio de la Misa, en la que presento ante el Trono de la Divina Majestad, implorando gracias y bendiciones para todos, en modo particular por los enfermos de la “Casa” y por todos los enfermos del mundo espiritualmente unidos en una sola familia de vínculos de dolor y caridad, exhortándoles a soportar cristianamente su sufrimiento en unión y a los sufrimientos de Jesús y de la Virgen Santa. 

Sean alabados Jesús y Maria! 

domingo, 2 de febrero de 2025

LOS 7 DOMINGOS DE SAN JOSÉ

LOS SIETE DOMINGOS DE SAN JOSÉ 

¿En que consiste esta devoción? Consiste en hacer memoria de los 7 dolores y gozos de san José, con su Padrenuestro, avemaría y gloria en cada uno de ellos, durante 7 domingos consecutivos. Puede hacerse en cualquier época del año, pero habitualmente se realiza como preparación a la fiesta del Santo del 19 de marzo. 


Indulgencias concedidas a esta devoción de los Siete Domingos:

1ª_ 300 días de indulgencia cada domingo, rezando durante siete domingos consecutivos en el curso del año, a elección de los fieles, los siete gozos y siete dolores de san José, y el séptimo domingo se puede ganar además una indulgencia plenaria. (Gregorio XVI, 22 de enero de 1836). 

2ª_ Indulgencia plenaria en cada domingo, aplicable a las almas del purgatorio. Los que no saben leer o no tienen la deprecación de los siete dolores y gozos, pueden ganar esta indulgencia rezando en los siete domingos siete Padrenuestros con Avemaría y Glorias. (Pio IX, 1 de febrero y 22 de marzo de 1847).

Para ganar tan preciosas indulgencias, son condiciones precisas para cada domingo:

1ª Confesar, comulgar y orar un rato a la intención del papa. 

2ª Rezar o hacer el ejercicio de los siete dolores y gozos de san José. 

3ª Que los siete 

domingos sean consecutivos, porque si hubiese interrupción, aunque fuera involuntaria, debería empezarse de nuevo. 


No dudes, devoto josefino, que según sea tu confianza, 

será el despacho de tus ruegos. Espera mucho, espéralo todo 

de la intercesión poderosa de san José, y verás grandes cosas. 

Pruébalo y lo verás por experiencia. 


DOLORES Y GOZOS DE SAN JOSÉ 

Por la señal de la Santa Cruz...


Acto de contrición: Señor mío Jesucristo...


1° DOLOR Y GOZO. 

Ignorando el misterio de la encarnación, quiere José abandonar a María su esposa embarazada: ¡qué dolor! Mas un ángel le revela que María ha concebido por obra del Espíritu Santo: 

¡qué gozo! 

 Padrenuestro, Avemaría y 

Gloria. 


2° DOLOR Y GOZO. 

Nace Jesús en suma pobreza: ¡qué dolor! Mas le ve 

adorado de los ángeles, pastores y reyes: ¡qué gozo! 

Padrenuestro, Avemaría y 

Gloria. 


3° DOLOR Y GOZO. 

Derrama Jesús sangre en su circuncisión: ¡qué dolor! Mas oye de boca del ángel que se llamará Jesús y salvará a su pueblo: ¡qué gozo! Padrenuestro, Avemaría y 

Gloria. 


4° DOLOR Y GOZO. 

Profetiza Simeón la Pasión de Jesús: ¡qué dolor! Pero anuncia sus frutos y su gloria: ¡qué gozo! Padrenuestro, Avemaría y 

Gloria. 


5° DOLOR Y GOZO

Huye de noche precipitadamente a Egipto por salvar a Jesús y María: ¡qué dolor! Mas caen los ídolos de Egipto y Jesús queda libre del furor 

de Herodes: ¡qué gozo! 

Padrenuestro, Avemaría y Gloria. 


6° DOLOR Y GOZO

Ha de volver a Judea, donde reina Arquelao, no menos cruel que su padre Herodes: ¡qué dolor! Mas el ángel le disipa toda inquietud: ¡qué gozo! Padrenuestro, Avemaría y 

Gloria. 


7° DOLOR Y GOZO 

Pierde tres días a Jesús: ¡qué dolor! Mas le halla en el templo asombrando a los doctores con la sabiduría de sus preguntas y respuestas: ¡qué gozo! 

Padrenuestro, Avemaría y 

Gloria. 


Para finalizar, añádase: 


ANTÍFONA:

Este es el siervo fiel y prudente a quien el Señor constituyó sobre su familia.

Ruega por nosotros, glorioso san José.

Para que seamos dignos de las promesas de Jesucristo 

Oremos: 

OH Dios, que en tu inefable providencia, te has dignado elegir a san José por esposo de tu santísima Madre; te pedimos nos concedas que, venerándolo como protector en la tierra, merezcamos tenerle como intercesor en el cielo. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.


Por el Papa, para ganar las indulgencias concedidas: Padrenuestro, Avemaría y Gloria.


Jesús, José y María, os doy el corazón y el alma mía.

Jesús, José y María, asistidme en mi última agonía.

Jesús, José y María, en vos descanse en paz el alma mía.