En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
¡Oh María, sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos!
Dios te salve, María,
¡Oh María, sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos!
Dios te salve, María,
llena eres de gracia;
el Señor es contigo.
Bendita Tú eres
entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
(3 veces)
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
DÍA 6. MEDALLA LUMINOSA
Consideremos como se manifiesta la Virgen en la medalla milagrosa:
La invocación «Oh María sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a vos» nos revela la identidad de la Virgen que es Inmaculada desde el primer instante de su Concepción. De este privilegio y por ser Madre de Dios, emana su inmenso poder de intercesión sobre los que la invocan. Por ello, decía san Bernardo en su oración: “jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a tu protección, implorando tu asistencia y reclamando tu socorro, haya sido desamparado.” Por eso, la Virgen María invita a todos a acudir a ella en cualquier necesidad.
La Virgen aparece sobre el globo terráqueo. Sus pies aplastan la cabeza de la serpiente infernal. Este globo representa a la tierra, el mundo.
En la lucha contra Satanás y el mal, no estamos solos. La Virgen Santísima es aquella que aplasta y vence a Satanás. “A diferencia de Adán y Eva, -enseña Benedicto XVI- María obedece a la voluntad del Señor, con todo su ser pronuncia su "sí" y se pone plenamente a disposición del designio divino.” Ella vence por su obediencia y por ello “cada vez que experimentamos nuestra fragilidad y la sugestión del mal, podemos dirigirnos a ella, y nuestro corazón recibe luz y consuelo. Incluso en las pruebas de la vida, en las tempestades que hacen vacilar la fe y la esperanza, pensemos que somos sus hijos y que las raíces de nuestra existencia se hunden en la gracia infinita de Dios.”
La Virgen se manifiesta a Santa Catalina Labouré con sus manos abiertas y sus dedos adornados con anillos que llevan piedras preciosas de las que salen rayos que caen esparciéndose por toda la tierra. El resplandor de estos rayos, lo mismo que la hermosura y la luminosidad de la aparición descritas por Catalina, requieren, justifican y alientan nuestra confianza en la fidelidad de María, Virgen fiel, para con su Criador y para con sus hijos, simbolizada en los anillos; en la eficacia de su intervención, simbolizada en los rayos de gracia que se dirigen hacia la tierra y en la victoria final –simbolizada en la luz- que nos hace creer firmemente lo que San Buenaventura exclama: “¡Señora, vuestros devotos, no verán la muerte eterna!”; y lo que san Alfonso María sentencia: “Jamás se ha visto que una alma humilde y amante de María, se condene.”
Oraciones para terminar todos los días:
(Pida cada uno la gracia que desea alcanzar en esta novena.)
ORACIÓN DE CONSAGRACIÓN
A LA VIRGEN DE LA MEDALLA MILAGROSA:
Postrado ante vuestro acatamiento, ¡Oh Virgen de la Medalla Milagrosa!, y después de saludaros en el augusto misterio de vuestra concepción sin mancha, os elijo, desde ahora para siempre, por mi Madre, Abogada, Reina y Señora de todas mis acciones y protectora ante la majestad de Dios.
Yo os prometo, Virgen purísima, no olvidaros jamás, ni vuestro culto ni los intereses de vuestra gloria, a la vez que os prometo también promover en los que me rodean vuestro amor. Recibidme, Madre tierna, desde este momento y sed para mí el refugio en esta vida y el sostén a la hora de la muerte. Amén.
Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.
Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.
Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.
Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.
Santa Catalina Labouré, ruega por nosotros.
Santa Bernadita Soubirous, ruega por nosotros.
San Maximiliano María Kolbe , ruega por nosotros.
San Pío de Pietrelcina, ruega por nosotros
Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.
Ave María Purísima, sin pecado concebida.
Fuente: Iglesia del Salvador de Toledo.
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