viernes, 6 de octubre de 2023

33° DÍA DE LA PREPARACIÓN A LA CONSAGRACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA

SEGÚN EL MÉTODO DE SAN LUIS MARÍA GRIGNION DE MONFORT


DÍA 33°

EL CUERPO DE CRISTO Y LA SAGRADA ESCRITURA SON MUY NECESARIOS AL ALMA FIEL

Imitación de Cristo, L4, Cap. 12  

¡Oh, dulcísimo Señor Jesús! ¡Cuánta es la dulzura del alma devota que se regala contigo en el banquete, donde no se le presenta otro manjar que su único Amado, apetecible sobre todos los deseos de su corazón!  

Sería ciertamente muy dulce para mí derramar en tu presencia copiosas lágrimas afectuosas y regar con ellas tus pies, como la piadosa Magdalena, mas, ¿Dónde está ahora esta devoción? ¿Dónde el copioso derramamiento de lágrimas devotas?  

Por cierto, en Tu Presencia y en la de tus santos ángeles, todo mi corazón debería encenderse y llorar de gozo.  

Porque en el Sacramento te tengo verdaderamente presente, aunque encubierto bajo otra especie.  

Porque el mirarte en tu propia y divina claridad no podrían mis ojos resistirlo, ni el mundo entero subsistiría ante el resplandor de la gloria de tu majestad.  

Tienes, pues, consideración a mi debilidad cuando te ocultas bajo de este Sacramento.  

Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen, núms. 261-265

Es menester practicar estas acciones en María.

La Santísima Virgen es el verdadero paraíso terrenal del nuevo Adán, del cual el antiguo paraíso terrestre era sólo figura. Hay, pues, en este paraíso terrenal riquezas, bellezas, singularidades y dulzuras inexplicables que el nuevo Adán, Jesucristo, dejó en él. En este paraíso tuvo Él sus complacencias durante nueve meses, obró sus maravillas y ostentó sus riquezas con la magnificencia de Dios. En este paraíso terrestre es donde verdaderamente está el árbol de la vida, que es Jesucristo, fruto de la vida eterna; el árbol de la ciencia del bien y del mal que ha dado la luz del mundo. Hay en este lugar divino árboles plantados por la mano de Dios y rociados con su divina gracia, que han producido y todos los días dan frutos de un sabor exquisito.  

Solamente el Espíritu Santo puede hacer conocer la verdad escondida bajo las figuras de las cosas materiales. El Espíritu Santo, por boca de los Santos Padres, llama también a la Santísima Virgen: la puerta oriental, por la cual el gran sacerdote Jesucristo, entró en el mundo; por Ella entró la primera vez y por Ella vendrá la segunda.  

Por último, es necesario hacer todas nuestras acciones para María. No que la tomemos como el último fin de nuestras acciones que es sólo Jesucristo, sino por nuestro fin próximo, nuestro misterioso medio y manera segura para ir a Él.  

Es necesario emprender y hacer grandes cosas para esta Augusta Soberana, apoyados en su protección. Es necesario defender sus privilegios cuando se le disputan. Es necesario sostener su gloria cuando se le ataca, llevar todo el mundo, si se puede, a su servicio y a esta sólida y verdadera devoción. Es necesario no pretender de Ella, como recompensa de estos  pequeños  servicios,  más  que  el  honor de  pertenecer  a  una  tan  amable  Princesa  y la felicidad  de  estar  por  Ella  unidos  a  Jesús Hijo en  el  tiempo  y Para oraciones en del la día eternidad.

Rezamos las oraciones del día de hoy: (Ave Maris Stella,  Oración a Jesús de San Luis M. G. de Monfort, Oración Oh Jesús, Letanías al Espíritu Santo y Letanías al Santo Nombre de Jesús)

AVE MARIS STELLA:

https://www.verbumgloriae.es/project/ave-maris-stella/

Salve, estrella del mar, Santa Madre de Dios, y siempre Virgen, puerta dichosa del cielo.

2. Al escuchar el Ave de boca de Gabriel, ciméntanos en la paz, trocando el nombre de Eva.

3. Desata las cadenas a los pecadores, procura a los ciegos la luz, ahuyenta nuestros males, y alcánzanos todo bien.

4. Muestra que eres nuestra Madre, y Aquel que por nosotros quiso ser Hijo tuyo, reciba, por tu mediación, nuestras súplicas.

5. ¡Oh, Virgen sin igual, más pura que todas!, haznos, libres ya de las culpas, mansos y puros.

6. Haz que sea casta nuestra vida, prepáranos un camino seguro, para que, viendo a Jesús, gocemos contigo eternamente.

7. Alabanza sea dada a Dios Padre, gloria a Cristo Rey, y al Espíritu Santo, honor igual a los tres.

Amén.

ORACIÓN A JESÚS DE SAN LUIS MARIA GRIGNION DE MONTFORT

Dejadme, Amabilísimo Jesús mío, que me dirija a Vos, para atestiguaros mi reconocimiento por la merced que me habéis hecho con la devoción de la Esclavitud, dándome a vuestra Santísima Madre para que sea Ella mi abogada delante de vuestra Majestad, y en mi grandísima miseria mi universal suplemento. ¡Ay, Señor! tan miserable soy, que, sin esta buena Madre, infaliblemente me hubiera perdido.  

Sí, que a mí me hace falta María, delante de Vos y en todas partes; me hace falta para calmar vuestra justa cólera, pues tanto os he ofendido y todos los días os ofendo; me hace falta para detener los eternos y merecidos castigos con que vuestra justicia me amenaza, para pediros, para acercarme a Vos y para daros gusto; me hace falta para salvar mi alma y la de otros; me hace falta, en una palabra, para hacer siempre vuestra voluntad, buscar en todo vuestra mayor gloria.  

¡Ah, si pudiera yo publicar por todo el universo esta misericordia que habéis tenido conmigo! ¡Si pudiera hacer que conociera todo el mundo que si no fuera por María estaría yo condenado! ¡Si yo pudiera dignamente daros las gracias por tan grande beneficio! María está en mí. Haec facta est mihi (esto me pasó a mi).  

¡Oh, mi tesoro! ¡Oh, qué consuelo! Y, de ahora en adelante, ¿no seré todo para Ella? ¡Oh, qué ingratitud! Antes la muerte. Salvador mío queridísimo, que permitas tal desgracia, que mejor quiero morir que vivir sin ser todo de María. Mil y mil veces, como San Juan Evangelista al pie de la cruz, la he tomado en vez de todas mis cosas. ¡Cuántas veces me he entregado a Ella! Pero si todavía no he hecho esta entrega a vuestro gusto, la hago ahora, mi Jesús querido, como vos queréis que la haga. Y si en mi alma o en mi cuerpo veis alguna cosa que no pertenezca a esta Princesa augusta, arrancadla, os ruego arrojadla lejos de mí; que no siendo de María, indigna es de Vos.  

¡Oh, Espíritu Santo! Concédeme todas las gracias, plantad, regad y cultivad en mi alma el árbol de la vida verdadera, que es la amabilísima María, para que crezca y florezca y dé con abundancia el fruto de vida.  

¡Oh, Espíritu Santo! Dadme mucha devoción y mucha afición a María; que me apoye mucho en su seno maternal, y recurra de continuo a su misericordia, para que en ella forméis dentro de mí a Jesucristo, al natural, crecido y vigoroso hasta la plenitud de su edad perfecta. Amén. 
 
OH, JESÚS QUE VIVES EN MARÍA  

Ven, ¡Oh, Jesús!, que vives en María; ven a vivir y reinar en nosotros, que tu vida se exprese en nuestra vida para vivir tan sólo para Ti. Forja en nuestra alma, ¡oh, Cristo!, tus virtudes, tu Espíritu divino y tu santidad, tus máximas perfectas, tus normas y el ardor de tu eterna caridad. Danos parte, Señor, en tus misterios para que te podamos imitar; tú que eres Luz de Luz, danos tus luces, y en pos de ti podremos caminar. Reina, Cristo, en nosotros por tu Madre, sobre el demonio y la naturaleza, en virtud de tu nombre soberano, para la gloria del Padre Celestial. Amén. 

LETANÍAS AL ESPÍRITU SANTO:

Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.

Dios Padre Celestial, ten misericordia de nosotros.


Dios, Hijo, Redentor del mundo, ten misericordia de nosotros.

Dios, Espíritu Santo, ten misericordia de nosotros.

Trinidad Santa, un solo Dios, ten misericordia de nosotros.

Espíritu que procede del Padre y del Hijo, ilumínanos y santifícanos.

Espíritu del Señor, que al comienzo de la creación planeando sobre las aguas las fecundaste, ilumínanos y santifícanos.

Espíritu por inspiración del cual han hablado los profetas, ilumínanos y santifícanos.

Espíritu cuya unción nos enseña todas las cosas. ilumínanos y santifícanos.

Espíritu que das testimonio de Cristo, ilumínanos y santifícanos.

Espíritu de verdad que nos instruyes sobre todas las cosas, ilumínanos y santifícanos.

Espíritu que sobreviene a María, ilumínanos y santifícanos.

Espíritu del Señor que llena todo el orbe, ilumínanos y santifícanos.

Espíritu de Dios que habita en nosotros, ilumínanos y santifícanos.

Espíritu de sabiduría y de entendimiento , ilumínanos y santifícanos.

Espíritu de consejo y de fortaleza, ilumínanos y santifícanos.

Espíritu de ciencia y de piedad, ilumínanos y santifícanos.

Espíritu de temor del Señor, ilumínanos y santifícanos.

Espíritu de gracia y de misericordia, ilumínanos y santifícanos.

Espíritu de fuerza, de dilección y de sobriedad, ilumínanos y santifícanos.

Espíritu de fe, de esperanza, de amor y de paz, ilumínanos y santifícanos.

Espíritu de humildad y de castidad, ilumínanos y santifícanos.

Espíritu de benignidad y de mansedumbre, ilumínanos y santifícanos.

Espíritu de multiforme gracia, ilumínanos y santifícanos.

Espíritu que escrutas los secretos de Dios, ilumínanos y santifícanos.

Espíritu que ruegas por nosotros con gemidos inenarrables, ilumínanos y santifícanos.

Espíritu que descendiste sobre Cristo en forma de paloma, ilumínanos y santifícanos.

Espíritu en el cual renacemos, ilumínanos y santifícanos.

Espíritu por el cual se difunde la caridad en nuestros corazones, ilumínanos y santifícanos.

Espíritu de adopción de los hijos de Dios, ilumínanos y santifícanos.

Espíritu que en lenguas de fuego sobre los apóstoles apareciste, ilumínanos y santifícanos.

Espíritu con el cual fueron los apóstoles henchidos, ilumínanos y santifícanos.

Espíritu que distribuyes tus dones a cada uno como quieres, ilumínanos y santifícanos.

Sednos propicio, perdónanos,Señor.

Sednos propicio, escúchanos,Señor.

De todo mal, líbranos, Señor.

De todo pecado, líbranos, Señor.

De tentaciones e insidias del demonio, líbranos, Señor.

De la presunción y desesperación, líbranos, Señor.

De la resistencia a la verdad conocida, líbranos, Señor.

De la obstinación y de la impenitencia, líbranos, Señor.

De la impureza de la mente y del cuerpo, líbranos, Señor.

Del espíritu de fornicación, líbranos, Señor.

De todo espíritu del mal, líbranos, Señor.

Por tu eterna procesión del Padre y del Hijo, te rogamos óyenos.

Por Tu descenso sobre Cristo en el Jordán, te rogamos óyenos.

Por Tu advenimiento sobre los discípulos, te rogamos óyenos.

En el día del juicio, nosotros pecadores, te rogamos óyenos.

Para que así como vivimos del Espíritu, obremos también por Él, te rogamos óyenos.

Para que recordando que somos templo del Espíritu Santo, no lo profanemos, te rogamos óyenos.

Para que viviendo según el Espíritu, no cumplamos los deseos de la carne, te rogamos óyenos.

A fin de que por el Espíritu mortifiquemos las obras de la carne, te rogamos óyenos.

Para que no te contristemos a Ti, Espíritu Santo de Dios, te rogamos óyenos.

Para que seamos solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz, te rogamos óyenos.

Para que no creamos a todo espíritu, te rogamos óyenos.

Para que probemos a los espíritus si son de Dios, te rogamos óyenos.

Para que te dignes renovar en nosotros el espíritu de rectitud, te rogamos óyenos.

Para que nos confirmes por tu Espíritu Soberano, te rogamos óyenos.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, perdónanos, Señor.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, escúchanos, Señor

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.

Oración:
Asístanos, te pedimos Señor, la virtud del Espíritu Santo, que purifique clemente nuestros corazones y nos preserve de todo mal. Te lo pedimos por el mismo Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

LETANÍAS DEL SANTO NOMBRE DE JESÚS

Señor, ten piedad. 
Cristo ten piedad. 
Señor, ten piedad. 
Jesús, óyenos. 
Jesús, escúchanos. 

Dios Padre Celestial, ten piedad de nosotros.

Dios, Hijo, Redentor del mundo, ten piedad de nosotros. 

Dios, Espíritu Santo, ten piedad de nosotros. 

Trinidad Santa, un solo Dios, ten piedad de nosotros.  

Jesús hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros. 

Jesús, resplandor del Padre, ten piedad de nosotros. 

Jesús, candor de la luz eterna, ten piedad de nosotros

Jesús, rey de la gloria, ten piedad de nosotros. 

Jesús, sol de la justicia, ten piedad de nosotros. 

Jesús, Hijo de la Virgen María, ten piedad de nosotros. 

Jesús, amable, ten piedad de nosotros. 

Jesús, admirable, ten piedad de nosotros. 

Jesús, Dios fuerte, ten piedad de nosotros. 

Jesús, Padre del siglo futuro, ten piedad de nosotros. 

Jesús, ángel del gran consejo, ten piedad de nosotros. 

Jesús, poderosísimo, ten piedad de nosotros. 

Jesús, obedientísimo, ten piedad de nosotros. 

Jesús, manso y humilde de corazón, ten piedad de nosotros. 

Jesús, amador de la castidad, ten piedad de nosotros. 

Jesús, amador nuestro, ten piedad de nosotros. 

Jesús, Dios de paz, ten piedad de nosotros. 

Jesús, autor de la vida, ten piedad de nosotros. 

Jesús, modelo de virtudes, ten piedad de nosotros. 

Jesús, celador de las almas, ten piedad de nosotros. 

Jesús, Dios nuestro, ten piedad de nosotros. 

Jesús, refugio nuestro, ten piedad de nosotros. 

Jesús, padre de los pobres, ten piedad de nosotros. 

Jesús, tesoro de los fieles, ten piedad de nosotros. 

Jesús, buen pastor, ten piedad de nosotros. 

Jesús, luz verdadera, ten piedad de nosotros. 

Jesús, sabiduría eterna, ten piedad de nosotros.

Jesús, bondad infinita, ten piedad de nosotros. 

Jesús, camino y vida nuestra, ten piedad de nosotros. 

Jesús, gozo de los ángeles, ten piedad de nosotros. 

Jesús, rey de los patriarcas, ten piedad de nosotros. 

Jesús, maestro de los apóstoles, ten piedad de nosotros.
 
Jesús, doctor de los evangelistas, ten piedad de nosotros.

Jesús, fortaleza de los mártires, ten piedad de nosotros.
 
Jesús, luz de los confesores, ten piedad de nosotros.
 
Jesús, pureza de las vírgenes, ten piedad de nosotros.
 
Jesús, corona de todos los santos, ten piedad de nosotros.  

Sednos propicio, perdónanos, Jesús. 

Sednos propicio, escúchanos, Jesús. 

De todo mal, líbranos, Jesús. 

De todo pecado, líbranos, Jesús. 

De tu ira, líbranos, Jesús. 

De los lazos del demonio, líbranos, Jesús. 

Del espíritu de fornicación, líbranos, Jesús. 

De la muerte eterna, líbranos, Jesús. 

Del desprecio de tus inspiraciones, líbranos, Jesús. 

Por el misterio de tu santa encarnación, líbranos, Jesús. 

Por tu nacimiento, líbranos, Jesús. 

Por tu infancia, líbranos, Jesús. 

Por tu vida divina, líbranos, Jesús. 

Por tus trabajos, líbranos, Jesús. 

Por tu pasión y gloria, líbranos, Jesús. 

Por tu cruz y desamparo, líbranos, Jesús. 

Por tus angustias, líbranos, Jesús. 

Por tu muerte y sepultura, líbranos, Jesús. 

Por tu resurrección, líbranos, Jesús. 

Por tu ascensión, líbranos, Jesús. 

Por tus gozos, líbranos, Jesús. 

Por tu gloria, líbranos, Jesús.  

Cordero de Dios, que borras los pecados del mundo, Jesús, perdónanos. 

Cordero de Dios, que borras los pecados del mundo, Jesús, escúchanos. 

Cordero de Dios, que borras los pecados del mundo, Jesús, ten piedad de nosotros. 

Jesús, óyenos. 
Jesús, escúchanos. 
Bendito sea el nombre del Señor. 
Ahora y siempre, por los siglos de los siglos.  

Oración: 
Señor Jesucristo, que dijiste: Pedid y recibiréis, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; te suplicamos derrames sobre nosotros la ternura de tu divino amor, a fin de que, amándote de todo corazón, con palabra y con obras, nunca cesemos de alabarte. Haz, Señor, que temamos y amemos también perpetuamente tu santo Nombre, porque jamás abandona tu providencia a los que proteges con la fortaleza de tu amor. Que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. 

Agrega el REZO DEL SANTO ROSARIO a tus oraciones a la hora que puedas. 

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