martes, 19 de marzo de 2024

35° MEDITACIÓN DE CUARESMA

MARTES DE LA V SEMANA DE CUARESMA

ORACIÓN PARA COMENZAR  TODOS LOS DÍAS: 

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. 

Poniéndonos en la presencia de Dios, adoremos su majestad infinita, y digamos con humildad:  

“Omnipotente Dios y Señor y Padre mío amorisísimo, yo creo que por razón de tu inmensidad estás aquí presente en todo lugar, que estás aquí, dentro de mí, en medio de mi corazón, viendo los más ocultos pensamientos y afectos de mi alma, sin poder esconderme de tus divinos ojos.  Te adoro con la más profunda humildad y reverencia, desde el abismo de mi miseria y de mi nada, y os pido perdón de todos mis pecados que detesto con toda mi alma, y os pido gracias para hacer con provecho esta meditación que ofrezco a vuestra mayor gloria… ¡Oh Padre eterno! Por Jesús, por María, por José y todos los santos enseñadme a orar para conocerme y conoceros, para amaros siempre y haceros siempre amar. Amén.”  

Se meditan los tres puntos dispuestos para cada día. 

MARTES DE LA V SEMANA DE CUARESMA 

LA CRUZ A CUESTAS 

1.- Y llevando su cruz salió (1). Considera 1º, con cuan suave afecto abrazó la cruz deseada por tanto tiempo. A la verdad, con mucho mayor que san Andrés la suya deseando llevar en ella todos nuestros pecados. ¡Qué pesada se la hiciste con los tuyos! Admira y dale gracias por su afecto. Detesta el tuyo, pues te quejas de que son sobre tus fuerzas las ocupaciones que te dan, que no puedes llevar los trabajos que Dios te envía, la falta de salud y de lo necesario para la vida, las persecuciones de los hombres, etc. 2º. No le retrae de llevarla la infamia de la cruz, que era castigo de ladrones, no el peso tan desmedido para cuerpo tan debilitado. Estas son las cosas que por la mayor parte te espantan. Pero no es infamia seguir a Jesús. Él suplirá lo que te falta de fuerzas. Y aun te será cosa gloriosa lo mismo caer con la carga. 

2.- Al salir encontraron a un hombre que se llamaba Simón. A este alquilaron para que le llevase la cruz (2) Simón, aunque forzado, fue participante de la infamia: y con todo logró la gracia de ser ilustrado, y después la de la gloria. Si esto concedió Jesús a un alquilado por fuerza ¿qué no dará al que de grado le ayuda a llevar su cruz? Júntate a Él, o haz las veces de Simón.  No te retraiga su peso: no los juicios de los hombres: no la confusión. Si padeces con Cristo, con Él reinarás también. 

3.- Seguíale, pues, mucha gente del pueblo y de mujeres (3). ¡Con cuan diversos afectos! Unos por burlarle, otros por curiosidad, otros por un afecto humano, para llevar su cruz y seguirle. Tú a lo que has de atender es a seguirle so1o con este afecto. Tomada una vez la cruz, la llevó constantemente hasta el monte Calvario. Y aunque por todo el camino se ofrecieron dificultades por causa de su peso, por las fuerzas debilitadas, la confusión, los escarnios, etc., con todo no la dejó. Aprende tú de aquí a llevar la cruz no sólo tal cual día, sino siempre hasta que se te acabe la vida. 

(1) Joan., 19.  (2) Matth., 27.  (3) Luc., 23. 

ORACIÓN PARA FINALIZAR  TODOS LOS DÍAS: 

INVOCACIONES AL CORAZÓN DE JESÚS  EN SU PASIÓN. Santa Margarita María de Alacoque:

Humildemente postrado al pie de tu Santa Cruz, te diré con frecuencia, divino Salvador mío, para mover las entrañas de tu misericordia a perdonarme. 

  • Jesús, desconocido y despreciado, R/. Ten piedad de mí. 
  • Jesús, calumniado y perseguido. 
  • Jesús, abandonado de los hombres y tentado. 
  • Jesús, entregado y vendido a vil precio. 
  • Jesús, vituperado, acusado y condenado injustamente. 
  • Jesús, vestido con una túnica de oprobio y de ignominia. 
  • Jesús, abofeteado y burlado. 
  • Jesús, arrastrado con la soga al cuello. 
  • Jesús, azotado hasta la sangre. 
  • Jesús, pospuesto a Barrabas. 
  • Jesús, coronado de espinas y saludado por irrisión. 
  • Jesús, cargado con la Cruz y las maldiciones del pueblo. 
  • Jesús, triste hasta la muerte. 
  • Jesús, pendiente de un infame leño en compañía de dos ladrones. 
  • Jesús, anonadado y confundido delante de los hombres. 
  • Jesús, abrumado de toda clase de dolores. 

¡Oh Buen Jesús! que has querido sufrir una infinidad de oprobios y de humillaciones por mi amor, imprime poderosamente su estima en mi corazón, y hazme desear su práctica. 

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