miércoles, 6 de marzo de 2024

22° MEDITACIÓN DE CUARESMA

MIÉRCOLES LA III SEMANA DE CUARESMA

ORACIÓN PARA COMENZAR  TODOS LOS DÍAS: 

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. 

Poniéndonos en la presencia de Dios, adoremos su majestad infinita, y digamos con humildad:  

“Omnipotente Dios y Señor y Padre mío amorisísimo, yo creo que por razón de tu inmensidad estás aquí presente en todo lugar, que estás aquí, dentro de mí, en medio de mi corazón, viendo los más ocultos pensamientos y afectos de mi alma, sin poder esconderme de tus divinos ojos.  Te adoro con la más profunda humildad y reverencia, desde el abismo de mi miseria y de mi nada, y os pido perdón de todos mis pecados que detesto con toda mi alma, y os pido gracias para hacer con provecho esta meditación que ofrezco a vuestra mayor gloria… ¡Oh Padre eterno! Por Jesús, por María, por José y todos los santos enseñadme a orar para conocerme y conoceros, para amaros siempre y haceros siempre amar. Amén.”  

Se meditan los tres puntos dispuestos para cada día. 

MIÉRCOLES DE LA III SEMANA DE CUARESMA 

LA DESESPERACIÓN DE JUDAS 

1.- Viendo entonces Judas que le habían condenado, movido de dolor volvió los treinta dineros, diciendo: pequé entregando la sangre del Justo (1). Al entregar a Cristo no creía le habían de condenar, sino que había de salir de aquel lance por milagro. Sucedió todo lo contrario. Ahora finalmente conoce la gravedad de su delito. Aquel tienes el ejemplar de un hombre, que antes de cometer la maldad la tiene por cosa ligera; más después que la cometió reconoce su miseria. Así te ciega el demonio para que peques, y después te abre los ojos para que desesperes. No hubiera pecado Judas si hubiera atendido a aquel: Amigo, ¿a qué has venido? No pecarías tú si oyeras primero los latidos de tu conciencia, las inspiraciones de Dios. 

2.- Más ellos dijeron: ¿Qué tenemos nosotros con eso? Allá te lo hayas tú (2). San Pascasio dice (3), que dijeron esto, insultándole y haciéndole burla. Esta es la paga de aquellos que por ganar la gracia de los hombres, desprecian la de Dios, ofendiéndole: Que sean despreciados y burlados por aquellos mismos por cuya causa pecaron. Tú ten en más la gracia de Dios, aunque pierdas la de los hombres. Si quieres agradar a los hombres, no serás siervo de Dios. Si eres sacerdote, no deseches ni trates con tan mal modo al penitente angustiado que llegue a desesperación. 

3.- Y Judas, arrojando en el templo el dinero se fue: y partiéndose de allí se colgó de un lazo (3). ¡Mira a lo que va un apóstol de Cristo! ¿Quién creería tuviese tal fin la avaricia de un interés tan corto! Así toma fuerzas una pasión si no se ataja al principio. Está en vela por eso, y teme de ti mismo. Ligero es el principio de todo mal. 

(1) Matth., 27. 27. (2) Lib. 12 in Matth. (3) Matth. 27

ORACIÓN PARA FINALIZAR  TODOS LOS DÍAS: 

INVOCACIONES AL CORAZÓN DE JESÚS  EN SU PASIÓN. Santa Margarita María de Alacoque:

Humildemente postrado al pie de tu Santa Cruz, te diré con frecuencia, divino Salvador mío, para mover las entrañas de tu misericordia a perdonarme. 

  • Jesús, desconocido y despreciado, R/. Ten piedad de mí. 
  • Jesús, calumniado y perseguido. 
  • Jesús, abandonado de los hombres y tentado. 
  • Jesús, entregado y vendido a vil precio. 
  • Jesús, vituperado, acusado y condenado injustamente. 
  • Jesús, vestido con una túnica de oprobio y de ignominia. 
  • Jesús, abofeteado y burlado. 
  • Jesús, arrastrado con la soga al cuello. 
  • Jesús, azotado hasta la sangre. 
  • Jesús, pospuesto a Barrabas. 
  • Jesús, coronado de espinas y saludado por irrisión. 
  • Jesús, cargado con la Cruz y las maldiciones del pueblo. 
  • Jesús, triste hasta la muerte. 
  • Jesús, pendiente de un infame leño en compañía de dos ladrones. 
  • Jesús, anonadado y confundido delante de los hombres. 
  • Jesús, abrumado de toda clase de dolores. 

¡Oh Buen Jesús! que has querido sufrir una infinidad de oprobios y de humillaciones por mi amor, imprime poderosamente su estima en mi corazón, y hazme desear su práctica. 

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