sábado, 2 de marzo de 2024

18° MEDITACIÓN DE CUARESMA

SÁBADO DE LA II SEMANA DE CUARESMA 

ORACIÓN PARA COMENZAR  TODOS LOS DÍAS: 

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. 

Poniéndonos en la presencia de Dios, adoremos su majestad infinita, y digamos con humildad:  

“Omnipotente Dios y Señor y Padre mío amorisísimo, yo creo que por razón de tu inmensidad estás aquí presente en todo lugar, que estás aquí, dentro de mí, en medio de mi corazón, viendo los más ocultos pensamientos y afectos de mi alma, sin poder esconderme de tus divinos ojos.  Te adoro con la más profunda humildad y reverencia, desde el abismo de mi miseria y de mi nada, y os pido perdón de todos mis pecados que detesto con toda mi alma, y os pido gracias para hacer con provecho esta meditación que ofrezco a vuestra mayor gloria… ¡Oh Padre eterno! Por Jesús, por María, por José y todos los santos enseñadme a orar para conocerme y conoceros, para amaros siempre y haceros siempre amar. Amén.”  

Se meditan los tres puntos dispuestos para cada día. 

SÁBADO DE LA II SEMANA DE CUARESMA 

DE LAS INJURIAS QUE SUFRIÓ CRISTO AQUELLA NOCHE 

1.- Entonces le escupieron en el rostro, y le hirieron con bofetadas (1). Gravísimo género de contumelia es escupirle a uno en la cara. Mira, Señor, al rostro de tu Cristo. Reconoced la figura de vuestra sustancia. Este es vuestro Hijo, a quien coronasteis de gloria y honor. Estas son invenciones mías. Escupí en el rostro de Cristo todas las veces que manché mi alma con pecado. Esta, a la verdad, fue criada a semejanza de Dios. Haced, oh Señor, que yo limpie estas salivas, que limpie las más pequeñas manchas de mi alma. Aprenderé de aquí a imitar vuestra paciencia, si alguno me echare en cara cualquiera falta, o me dijere calumnia alguna. Bastantemente me convence de esto la razón. Mas ¿qué no debo hacer, yendo Vos delante con tal ejemplo?

 2.- Y le cubrieron y herían su rostro, y le preguntaban diciendo: Profetízanos quien es el que te hirió (2). Ignorancia atribuyen a la sabiduría. Tú ¿cómo llevarías esto? Y ¿quién eres tú? ¿Quién Dios? Juzgan que no los ve Dios, que es el que escrudiña los corazones. Así procuras tu encubrir con alguna capa tus maldades a los hombres, y no cuidas de que Dios las vea. Veíalo todo el Señor, y podía castigar, señalando al que le hería. ¿Cómo te quejas y te sientes, si solo te tocan? Siendo así que tú hieres a Dios y calla. Dilata el hablar para que vuelvas en ti. Y si no lo haces, te dirá algún día: tú me heriste con aquel pecado en tal lugar, en tal ocasión. ¿Qué dirás tú, que de esto te burlabas? Dios ve y juzgará. 

3.- Y le decían otras muchas cosas, blasfemando (3). Imagina las mayores injurias que pudieres concebir, propias de una turba de gente descarada y soez, deseosa de complacer a sus príncipes, fogueada con el vino, instigada del demonio, no refrenada con la presencia de alguna persona de autoridad. ¿No os defendéis, Jesús mío? ¿Y así os ponéis en manos de los pecadores? Pero yo ni en las vuestras siquiera me resigno. A la verdad, tan necesario es esto como querer la salvación. Desde ahora, pues, me pongo y estaré todo en vuestras manos. Si me hiriereis por mano de ajenas lenguas, y de hechos y acciones de otros, nunca de Vos me apartaré. 

(1) Matth., 26.  (2) Luc., 22.  (3) Ibid.  

ORACIÓN PARA FINALIZAR  TODOS LOS DÍAS: 

INVOCACIONES AL CORAZÓN DE JESÚS  EN SU PASIÓN. Santa Margarita María de Alacoque:

Humildemente postrado al pie de tu Santa Cruz, te diré con frecuencia, divino Salvador mío, para mover las entrañas de tu misericordia a perdonarme. 

  • Jesús, desconocido y despreciado, R/. Ten piedad de mí. 
  • Jesús, calumniado y perseguido. 
  • Jesús, abandonado de los hombres y tentado. 
  • Jesús, entregado y vendido a vil precio. 
  • Jesús, vituperado, acusado y condenado injustamente. 
  • Jesús, vestido con una túnica de oprobio y de ignominia. 
  • Jesús, abofeteado y burlado. 
  • Jesús, arrastrado con la soga al cuello. 
  • Jesús, azotado hasta la sangre. 
  • Jesús, pospuesto a Barrabas. 
  • Jesús, coronado de espinas y saludado por irrisión. 
  • Jesús, cargado con la Cruz y las maldiciones del pueblo. 
  • Jesús, triste hasta la muerte. 
  • Jesús, pendiente de un infame leño en compañía de dos ladrones. 
  • Jesús, anonadado y confundido delante de los hombres. 
  • Jesús, abrumado de toda clase de dolores. 

¡Oh Buen Jesús! que has querido sufrir una infinidad de oprobios y de humillaciones por mi amor, imprime poderosamente su estima en mi corazón, y hazme desear su práctica. 

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