miércoles, 21 de febrero de 2024

8° MEDITACIÓN DE CUARESMA

MIÉRCOLES DE LA I SEMANA DE CUARESMA 

ORACIÓN PARA COMENZAR  TODOS LOS DÍAS: 

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. 

Poniéndonos en la presencia de Dios, adoremos su majestad infinita, y digamos con humildad:  

“Omnipotente Dios y Señor y Padre mío amorisísimo, yo creo que por razón de tu inmensidad estás aquí presente en todo lugar, que estás aquí, dentro de mí, en medio de mi corazón, viendo los más ocultos pensamientos y afectos de mi alma, sin poder esconderme de tus divinos ojos.  Te adoro con la más profunda humildad y reverencia, desde el abismo de mi miseria y de mi nada, y os pido perdón de todos mis pecados que detesto con toda mi alma, y os pido gracias para hacer con provecho esta meditación que ofrezco a vuestra mayor gloria… ¡Oh Padre eterno! Por Jesús, por María, por José y todos los santos enseñadme a orar para conocerme y conoceros, para amaros siempre y haceros siempre amar. Amén.”  

Se meditan los tres puntos dispuestos para cada día. 

MIERCOLES DE LA I SEMANA DE CUARESMA 

VISITA CRISTO DESDE LA ORACION A LOS DISCIPULOS. 

1.- Y vino a sus: Discípulos y los hallo dormidos. Y  dice a Pedro: ¿Así nos has podido velar una hora conmigo? (1) Visita el Señor a los Apóstoles, para ver si velaban u oraban, corno les había mandado. Se han de visitar los súbditos. No debes tu llevar mal el que te visiten. Hallolos durmiendo. Aquellas grandes promesas de Pedro pararon en sueño. ¡Qué de veces también las tuyas! ¡Cuántas veces te causa hastío el tratar con Dios una hora sola! ¡Cuántas no velas aun una hora, para atender al cumplimiento de tus propósitos! Si te reprenden, calla con Pedro. El que otras veces en responder fue pronto, viéndose confundido, calla. 2. Velad y orad para que no entréis en tentación (2). Instaba el peligro de que por medio de los judíos negasen los Apóstoles a Cristo, o le desamparasen.

 Por eso les avisa Cristo, que velen, que oren. Ve aquí la mejor defensa contra las tentaciones: la vigilancia, o la atención, y la oración. Está en vela, y obra atentamente con reflexión y consideración. Faltas en muchas cosas, porque obras y hablas inconsideradamente. Ora. A la tentación va el que no va a la oración, dice San Pedro Crisologo (3). 3. Entonces vino a sus Discípulos; y les dice: Dormid ya y descansad. Mirad que ya llegó la hora y el Hijo del hombre será entregado en manos de los pecadores (4). Por ironía les dice: Dormid ya. Como si dijera: Os amoneste con tiempo a prevenir los peligros; mas ahora ved que ya se acerca la hora en que he de ser entregado, y en que fuera justo que vosotros me defendieseis. ¿Que haréis sin defensa ahora? No habéis querido velar conmigo, y orar: os dejaré, pues, en manos de vuestro consejo. ¡Oh Señor! no suceda esto conmigo, que me dejéis a mi solo arbitrio. Cierta sería así mi perdición. Quiero velar y orar con Vos, para acometer así a vuestro lado a los peligros. 

(1) Matth., 26. (2) Ibid. (3) Serm. 43. (4) Matth., 26. 

ORACIÓN PARA FINALIZAR  TODOS LOS DÍAS: 

INVOCACIONES AL CORAZÓN DE JESÚS  EN SU PASIÓN. Santa Margarita María de Alacoque:

Humildemente postrado al pie de tu Santa Cruz, te diré con frecuencia, divino Salvador mío, para mover las entrañas de tu misericordia a perdonarme. 

  • Jesús, desconocido y despreciado, R/. Ten piedad de mí. 
  • Jesús, calumniado y perseguido. 
  • Jesús, abandonado de los hombres y tentado. 
  • Jesús, entregado y vendido a vil precio. 
  • Jesús, vituperado, acusado y condenado injustamente. 
  • Jesús, vestido con una túnica de oprobio y de ignominia. 
  • Jesús, abofeteado y burlado. 
  • Jesús, arrastrado con la soga al cuello. 
  • Jesús, azotado hasta la sangre. 
  • Jesús, pospuesto a Barrabas. 
  • Jesús, coronado de espinas y saludado por irrisión. 
  • Jesús, cargado con la Cruz y las maldiciones del pueblo. 
  • Jesús, triste hasta la muerte. 
  • Jesús, pendiente de un infame leño en compañía de dos ladrones. 
  • Jesús, anonadado y confundido delante de los hombres. 
  • Jesús, abrumado de toda clase de dolores. 

¡Oh Buen Jesús! que has querido sufrir una infinidad de oprobios y de humillaciones por mi amor, imprime poderosamente su estima en mi corazón, y hazme desear su práctica. 

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