lunes, 26 de febrero de 2024

13° MEDITACIÓN DE CUARESMA

LUNES DE LA II SEMANA DE CUARESMA 

ORACIÓN PARA COMENZAR  TODOS LOS DÍAS: 

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. 

Poniéndonos en la presencia de Dios, adoremos su majestad infinita, y digamos con humildad:  

“Omnipotente Dios y Señor y Padre mío amorisísimo, yo creo que por razón de tu inmensidad estás aquí presente en todo lugar, que estás aquí, dentro de mí, en medio de mi corazón, viendo los más ocultos pensamientos y afectos de mi alma, sin poder esconderme de tus divinos ojos.  Te adoro con la más profunda humildad y reverencia, desde el abismo de mi miseria y de mi nada, y os pido perdón de todos mis pecados que detesto con toda mi alma, y os pido gracias para hacer con provecho esta meditación que ofrezco a vuestra mayor gloria… ¡Oh Padre eterno! Por Jesús, por María, por José y todos los santos enseñadme a orar para conocerme y conoceros, para amaros siempre y haceros siempre amar. Amén.”  

Se meditan los tres puntos dispuestos para cada día. 

LUNES DE LA II SEMANA DE CUARESMA 

LA PRISION DE CRISTO Y FUGA DE LOS DISCIPULOS 

1.- Jesús dijo a las turbas: Como a ladrón habéis salido con espadas y palos a prenderme. Cada día estaba sentado con vosotros en el templo, enseñando, y no me echasteis mano (1). El que estaba ya para ser indignamente preso y llevado con la mayor violencia, no pronuncia palabra que no sea decente y propia de su benignidad.  Insinúa sí, el gravísimo sentimiento de ser tratado como Ladrón, el que no hizo otras presas que de almas robadas al demonio. ¡Ojalá que mi alma sea presa vuestra! Veisla aquí, Señor, tenedla por vuestra. 2. Muéstrales su ingratitud, volviéndole esto en retorno de la sublime doctrina que les había dado en el templo, y ellos habían admirado tantas veces. ¿Qué vuelves tú a Dios que te habla por medio de sus inspiraciones? 3. Muestra que no por su fuerza de ellos es cogido, sino por su voluntad propia, y cuando El quiere. Y por eso estando para prenderle dijo: Esta es vuestra hora, decretada por el Padre, en la que me entrego en vuestras manos. De este modo desata mis maldades, por las que yo me entregue en las manos del demonio. 

2.- Entonces se llegaron, echaron mano de Jesús, y le prendieron (2). Acometen al Cordero como feroces lobos Pondera su crueldad. Le arremeten y asen, con osadía, le arrancan los cabellos, golpéanle, échanle en tierra, le arrastran, le aprietan con sogas y cadenas las manos, el cuello, el pecho. ¿Quieres saber la causa? Cristo, nuestro Señor, aliento de nuestra boca, fue preso por nuestros pecados (3). Tú con tus pecados tejiste las sogas, fabricaste las cadenas. De ti se queja en el salmo 118: Las sogas de los pecadores me rodearon.. Pero teme. Tiempo vendrá en que el fuerte Sansón rompa las ataduras: Y entonces Dios, Señor de las venganzas, obrará libremente (4). Pon tú, pues, prisiones a tus manos, para no extenderlas a la maldad. 

3.- Entonces desamparándole los Discípulos todos, huyeron (5). Ya no se oyen aquellas voces: Vamos nosotros también, y muramos con Él (6). Y aquellas: Aunque sea preciso morir contigo, etc. Todos, sin exceptuar alguno, ni el celoso Pedro, ni Juan el amado. Dejándole, siendo su señor y maestro. Huyeron por librarse cada uno del peligro. Colige de esto a quien amaron: ¿a sí o a Cristo? El primer incentivo de dejar uno a Cristo es el amarse a sí. Aprende a no fiar de tu fervor y de tus propósitos. De ordinario faltas en la ocasión, cuando te prometías antes muchas victorias. Prueba con los hechos las resoluciones que tomas. 

(1) Matth.,26.  (2)Matth.,26.  (3) Thren.,4.  (4) Psalm. 93.  (5) Matth.,26.  (6) Joan.,11. 


ORACIÓN PARA FINALIZAR  TODOS LOS DÍAS: 

INVOCACIONES AL CORAZÓN DE JESÚS  EN SU PASIÓN. Santa Margarita María de Alacoque:

Humildemente postrado al pie de tu Santa Cruz, te diré con frecuencia, divino Salvador mío, para mover las entrañas de tu misericordia a perdonarme. 

  • Jesús, desconocido y despreciado, R/. Ten piedad de mí. 
  • Jesús, calumniado y perseguido. 
  • Jesús, abandonado de los hombres y tentado. 
  • Jesús, entregado y vendido a vil precio. 
  • Jesús, vituperado, acusado y condenado injustamente. 
  • Jesús, vestido con una túnica de oprobio y de ignominia. 
  • Jesús, abofeteado y burlado. 
  • Jesús, arrastrado con la soga al cuello. 
  • Jesús, azotado hasta la sangre. 
  • Jesús, pospuesto a Barrabas. 
  • Jesús, coronado de espinas y saludado por irrisión. 
  • Jesús, cargado con la Cruz y las maldiciones del pueblo. 
  • Jesús, triste hasta la muerte. 
  • Jesús, pendiente de un infame leño en compañía de dos ladrones. 
  • Jesús, anonadado y confundido delante de los hombres. 
  • Jesús, abrumado de toda clase de dolores. 

¡Oh Buen Jesús! que has querido sufrir una infinidad de oprobios y de humillaciones por mi amor, imprime poderosamente su estima en mi corazón, y hazme desear su práctica. 

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