VIERNES DE LA II SEMANA DE CUARESMA
ORACIÓN PARA COMENZAR TODOS LOS DÍAS:
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Poniéndonos en la presencia de Dios, adoremos su majestad infinita, y digamos con humildad:
“Omnipotente Dios y Señor y Padre mío amorisísimo, yo creo que por razón de tu inmensidad estás aquí presente en todo lugar, que estás aquí, dentro de mí, en medio de mi corazón, viendo los más ocultos pensamientos y afectos de mi alma, sin poder esconderme de tus divinos ojos. Te adoro con la más profunda humildad y reverencia, desde el abismo de mi miseria y de mi nada, y os pido perdón de todos mis pecados que detesto con toda mi alma, y os pido gracias para hacer con provecho esta meditación que ofrezco a vuestra mayor gloria… ¡Oh Padre eterno! Por Jesús, por María, por José y todos los santos enseñadme a orar para conocerme y conoceros, para amaros siempre y haceros siempre amar. Amén.”
Se meditan los tres puntos dispuestos para cada día.
VIERNES DE LA II SEMANA DE CUARESMA
ES CONJURADO CRISTO POR CAIFÁS, Y LE CONDENA DE BLASFEMIA
1.- Y el príncipe de los sacerdotes le dice: Yo te conjuro por Dios vivo, que nos digas, si tú eres Cristo, Hijo de Dios. Y Él respondió: Tú lo dices: Yo lo soy (1). El sacerdote muestra en lo de fuera amor de la verdad; mas en realidad solo pretende una calumnia. Porque si Cristo calla a esto, será tenido, y aún se le convencerá, de que menosprecia a Dios: si niega, de engañador e impostor del pueblo: si afirma, de blasfemo. No le sería al Señor difícil salir de estos aprietos: con todo eso callando a otras cosas, afirma ser Hijo de Dios, aunque sabe que por esto ha de ser condenado a muerte. Repara con cuanta libertad conviene confesar a Dios y defender su honor cuando peligra. Deja el miedo de ilusión y de tus comodidades cuando se trata la causa de Dios o de la virtud. ¿Qué importancia tiene el vivir si ésta con traición se abandona?
2.- Día vendrá, en que veáis al Hijo del hombre sentado a la diestra de la virtud de Dios, y venir sobre las nubes del cielo (2). Insinúa sus dos venidas: una humilde en carne mortal, cuando se llama Hijo del hombre, otra en majestad, cuando venga a juzgar. Para que sepan los soberbios sacerdotes, que han de ser juzgados de Aquel que ahora tan impíamente juzgan. Entonces Él estará sentado en majestad, ellos en pie, llenos de temor. Tú, que inicuamente juzgas a tu hermano, acuérdate que después serás juzgado con justicia. Para no temer al Juez en su trono, ama a tu hermano, que representa aquí su persona. Para no temer al que está sentado a la diestra, no trates a tu hermano siniestramente.
3.- Entonces el Príncipe de los sacerdotes rasgó sus vestiduras diciendo: Blasfemado ha. ¿Qué os parece? Y ellos dijeron: Reo es de muerte (3). Repara otra vez cubierto aquel crimen con apariencia de piedad. Muestra su dolor el pontífice, con romper, según la costumbre de aquella gente, sus vestidos, porque oyó su pretendida blasfemia. Mejor le fuera romper de dolor su corazón, que sus vestiduras. Uno es el que moteja de blasfemia lo que se dijo con la mayor santidad, y todos claman ser reo de muerte. Para que tú algún día no entrases en juicio, Dios se hizo reo por ti. ¿Qué sentimientos, juzgas, serían los del alma de Jesús? Imítalos cuando son censurados tus dichos y tus hechos.
(1) Matth ,26; Marc., 14. (2) Matth.,26. (3) Matth., 26.
ORACIÓN PARA FINALIZAR TODOS LOS DÍAS:
INVOCACIONES AL CORAZÓN DE JESÚS EN SU PASIÓN. Santa Margarita María de Alacoque:
Humildemente postrado al pie de tu Santa Cruz, te diré con frecuencia, divino Salvador mío, para mover las entrañas de tu misericordia a perdonarme.
- Jesús, desconocido y despreciado, R/. Ten piedad de mí.
- Jesús, calumniado y perseguido.
- Jesús, abandonado de los hombres y tentado.
- Jesús, entregado y vendido a vil precio.
- Jesús, vituperado, acusado y condenado injustamente.
- Jesús, vestido con una túnica de oprobio y de ignominia.
- Jesús, abofeteado y burlado.
- Jesús, arrastrado con la soga al cuello.
- Jesús, azotado hasta la sangre.
- Jesús, pospuesto a Barrabas.
- Jesús, coronado de espinas y saludado por irrisión.
- Jesús, cargado con la Cruz y las maldiciones del pueblo.
- Jesús, triste hasta la muerte.
- Jesús, pendiente de un infame leño en compañía de dos ladrones.
- Jesús, anonadado y confundido delante de los hombres.
- Jesús, abrumado de toda clase de dolores.
¡Oh Buen Jesús! que has querido sufrir una infinidad de oprobios y de humillaciones por mi amor, imprime poderosamente su estima en mi corazón, y hazme desear su práctica.
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