DÍA SÉPTIMO:+Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
¡Oh María, sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos!
Dios te salve, María,
¡Oh María, sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos!
Dios te salve, María,
llena eres de gracia;
el Señor es contigo.
Bendita Tú eres
entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
(3 veces)
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
DÍA 7. LOS SÍMBOLOS DE LA MEDALLA
En el reverso de la medalla, aparece una cruz sobre la letra inicial de María, abajo, dos corazones, uno coronado de espinas, otro atravesado por una espada.
La cruz recuerda la señal de nuestra fe donde Cristo nos salvó del pecado y de la muerte pagando la deuda de nuestra ofensa a Dios. Nadie puede salvarse por sí mismo. Solo podemos salvarnos por la cruz de Cristo.
Junto a la cruz, aparece la inicial del nombre de la Virgen: ella que colaboró como Corredentora de modo singular a nuestra redención nos es dada al pie de la cruz como Madre de todos los hombres, por lo que podemos invocarla: “Madre de Dios y Madre nuestra, ruega por nosotros, pecadores.”
Las doce estrellas nos recuerdan a la mujer del Apocalipsis, imagen de la Virgen con sus doce privilegios, pero también imagen de la Iglesia edificada sobre los doce apóstoles; pues nadie puede tener a Dios como padre, sino tiene a la Virgen y a la Iglesia como Madre.
Los Corazones de Jesús y de María expresan la voluntad de Dios para los tiempos modernos de ofrecer a los hombres estas dos devociones para alcanzar la propia conversión y la salvación, como también la gracia de librar a los pobres pecadores de la condenación. La práctica de los primeros viernes y sábados de mes será ocasión para ofrecer reparación al cielo por tantos pecados de la modernidad como al mismo tiempo de renovación y fortalecimiento de la vida espiritual mediante la confesión sacramental, la sagrada comunión y la vida de oración.
Oraciones para terminar todos los días:
DÍA 7. LOS SÍMBOLOS DE LA MEDALLA
En el reverso de la medalla, aparece una cruz sobre la letra inicial de María, abajo, dos corazones, uno coronado de espinas, otro atravesado por una espada.
La cruz recuerda la señal de nuestra fe donde Cristo nos salvó del pecado y de la muerte pagando la deuda de nuestra ofensa a Dios. Nadie puede salvarse por sí mismo. Solo podemos salvarnos por la cruz de Cristo.
Junto a la cruz, aparece la inicial del nombre de la Virgen: ella que colaboró como Corredentora de modo singular a nuestra redención nos es dada al pie de la cruz como Madre de todos los hombres, por lo que podemos invocarla: “Madre de Dios y Madre nuestra, ruega por nosotros, pecadores.”
Las doce estrellas nos recuerdan a la mujer del Apocalipsis, imagen de la Virgen con sus doce privilegios, pero también imagen de la Iglesia edificada sobre los doce apóstoles; pues nadie puede tener a Dios como padre, sino tiene a la Virgen y a la Iglesia como Madre.
Los Corazones de Jesús y de María expresan la voluntad de Dios para los tiempos modernos de ofrecer a los hombres estas dos devociones para alcanzar la propia conversión y la salvación, como también la gracia de librar a los pobres pecadores de la condenación. La práctica de los primeros viernes y sábados de mes será ocasión para ofrecer reparación al cielo por tantos pecados de la modernidad como al mismo tiempo de renovación y fortalecimiento de la vida espiritual mediante la confesión sacramental, la sagrada comunión y la vida de oración.
Oraciones para terminar todos los días:
(Pida cada uno la gracia que desea alcanzar en esta novena.)
ORACIÓN DE CONSAGRACIÓN
A LA VIRGEN DE LA MEDALLA MILAGROSA:
Postrado ante vuestro acatamiento, ¡Oh Virgen de la Medalla Milagrosa!, y después de saludaros en el augusto misterio de vuestra concepción sin mancha, os elijo, desde ahora para siempre, por mi Madre, Abogada, Reina y Señora de todas mis acciones y protectora ante la majestad de Dios.
Yo os prometo, Virgen purísima, no olvidaros jamás, ni vuestro culto ni los intereses de vuestra gloria, a la vez que os prometo también promover en los que me rodean vuestro amor. Recibidme, Madre tierna, desde este momento y sed para mí el refugio en esta vida y el sostén a la hora de la muerte. Amén.
Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.
Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.
Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.
Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.
Santa Catalina Labouré, ruega por nosotros.
Santa Bernadita Soubirous, ruega por nosotros.
San Maximiliano María Kolbe , ruega por nosotros.
San Pío de Pietrelcina, ruega por nosotros
Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.
Ave María Purísima, sin pecado concebida.
Fuente: Iglesia del Salvador de Toledo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario