DÍA QUINTO:
+Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.¡Oh María, sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos!
Dios te salve, María,
llena eres de gracia;
el Señor es contigo.
Bendita Tú eres
entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
(3 veces)
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ya en su nuevo destino del hospicio, Santa Catalina recibe una voz que le insiste: “Hay que hacer que se acuñe la medalla.” Catalina vuelve a decírselo a su confesor, el Padre Aladel. Será con ocasión de una terrible epidemia de cólera en París, en febrero de 1832, con más 20.000 muertos, cuando las Hijas de la Caridad empiecen a distribuir las 2.000 primeras medallas.
Son numerosas las curaciones, lo mismo que las protecciones y conversiones. El pueblo comienza a llamar a la medalla de la Inmaculada: “medalla Milagrosa”.
En el otoño de 1834 ya hay más de 500.000 medallas, y en 1835 más de un millón en todo el mundo. En 1839, se ha propagado la medalla hasta alcanzar la cantidad de más de diez millones por todo el mundo. A la muerte de sor Catalina, en 1876, más de mil millones de medallas de la Virgen Inmaculada están esparcidas por todo el mundo.
San Maximiliano María Kolbe, será un gran propagador de esta medalla. El mismo dirá: "En distintas ocasiones la Santísima Virgen María ha ayudado a sus hijos y ha ofrecido diferentes maneras de alcanzar más fácilmente la salvación y la liberación de los demás del yugo de Satanás. Ahora, en la era de la Inmaculada Concepción, la Santísima Virgen ha entregado a la humanidad la Medalla Milagrosa, la cual, por medio de innumerables curaciones y sobre todo de conversiones milagrosas, confirma su procedencia celestial. Al manifestarla, la Inmaculada misma prometió muchísimas gracias a todos aquellos que la llevaran; y ya que tanto la conversión como la santificación son gracias divinas, la Medalla Milagrosa es el mejor medio para alcanzar nuestro fin.”
Oraciones para terminar todos los días:
(Pida cada uno la gracia que desea alcanzar en esta novena.)
ORACIÓN DE CONSAGRACIÓN
A LA VIRGEN DE LA MEDALLA MILAGROSA:
Postrado ante vuestro acatamiento, ¡Oh Virgen de la Medalla Milagrosa!, y después de saludaros en el augusto misterio de vuestra concepción sin mancha, os elijo, desde ahora para siempre, por mi Madre, Abogada, Reina y Señora de todas mis acciones y protectora ante la majestad de Dios.
Yo os prometo, Virgen purísima, no olvidaros jamás, ni vuestro culto ni los intereses de vuestra gloria, a la vez que os prometo también promover en los que me rodean vuestro amor. Recibidme, Madre tierna, desde este momento y sed para mí el refugio en esta vida y el sostén a la hora de la muerte. Amén.
Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.
Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.
Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.
Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.
Santa Catalina Labouré, ruega por nosotros.
Santa Bernadita Soubirous, ruega por nosotros.
San Maximiliano María Kolbe , ruega por nosotros.
San Pío de Pietrelcina, ruega por nosotros
Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.
Ave María Purísima, sin pecado concebida.
ORACIÓN DE CONSAGRACIÓN
A LA VIRGEN DE LA MEDALLA MILAGROSA:
Postrado ante vuestro acatamiento, ¡Oh Virgen de la Medalla Milagrosa!, y después de saludaros en el augusto misterio de vuestra concepción sin mancha, os elijo, desde ahora para siempre, por mi Madre, Abogada, Reina y Señora de todas mis acciones y protectora ante la majestad de Dios.
Yo os prometo, Virgen purísima, no olvidaros jamás, ni vuestro culto ni los intereses de vuestra gloria, a la vez que os prometo también promover en los que me rodean vuestro amor. Recibidme, Madre tierna, desde este momento y sed para mí el refugio en esta vida y el sostén a la hora de la muerte. Amén.
Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.
Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.
Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.
Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.
Santa Catalina Labouré, ruega por nosotros.
Santa Bernadita Soubirous, ruega por nosotros.
San Maximiliano María Kolbe , ruega por nosotros.
San Pío de Pietrelcina, ruega por nosotros
Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.
Ave María Purísima, sin pecado concebida.
Fuente: Iglesia del Salvador de Toledo.
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