DÍA SEGUNDO. NOVENA A SAN PÍO DE PIETRELCINA

Día Segundo. AMOR DEL PADRE PÍO AL PRÓJIMO.

Quien ama a Dios, tiene que amar también al prójimo. El amor a Dios y el amor al hermano forman un solo mandamiento. La caridad —decía el padre Pío— es la perla de las virtudes. Del mismo modo que las perlas se mantienen unidas por el hilo, así las virtudes por la caridad. Y así como las perlas se caen si se rompe el hilo, de igual modo, disminuye la caridad y las virtudes desaparecen. El padre Pío no podía soportar ni la crítica ni el hablar mal de los hermanos. La murmuración le daba náusea. Teniendo tantos defectos que criticar en nosotros, ¿para qué perdernos en contra de los hermanos? Movido por este amor para con los hombres sus hermanos, exclamaba ante Dios como Moisés: “¡O perdonas a tu pueblo o bórrame del libro de la vida!. Su amor al hombre lo lleva a dar vida a dos grandes obras: “La Casa Alivio del Sufrimiento y los grupos de oración”. Hablando de la Casa Alivio del Sufrimiento decía: “Háganla tan bonita como el paraíso, porque en ella va a habitar Cristo enfermo”. A los médicos y enfermeros recomendaba: “Ustedes tienen la misión de curar al enfermo; pero si no llevan amor al lecho de los enfermos, no creo que las medicinas sirvan de mucho. Sean portadores de Dios para los enfermos; eso será más útil que cualquier otro cuidado”. 

Los grupos de oración tenían que ser de apoyo a la Casa Alivio del Sufrimiento. 

Pídase la gracia que se desea alcanza en esta novena: 
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Antífona: San Pío se mantuvo alegre al compartir los padecimientos de Cristo y, ahora que se ha manifestado su gloria, rebosa de gozo. 

V/. Ruega por nosotros Glorioso Padre Pío 

R/. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo.  

Oremos: Dios todopoderoso y eterno, escucha con bondad la oración de tus fieles, y por la intercesión de san Pío de Pietrelcina, dígnate visitar con tu consuelo a nuestros hermanos enfermos y haz que recobren pronto la salud y te den gracias en la Iglesia. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén. 

Glorioso Padre Pío de Pietrelcina,  ruega por nosotros. (x3) 

Ave María Purísima, sin pecado concebida.


 

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