DÍA QUINTO. NOVENA A SAN PÍO DE PIETRELCINA

Día Quinto. EL PADRE PÍO, MÁRTIR DEL CONFESIONARIO.

Podemos resumir el ministerio sacerdotal del padre Pío, en dos polos luminosos: el altar y el confesionario. En el altar se inmolaba con Cristo en la cruz y en el confesionario repartía la infinita misericordia del Señor. En el confesionario el padre Pío desempeñó su paternidad con fuerza y ternura. Era severo y exigente con los penitentes curiosos e hipócritas. Era inflexible con los pecados contra la vida, los pecados de la blasfemia y la trasgresión del precepto dela misa festiva. No era raro que cerrara la ventanilla del confesionario en las narices de los penitentes o les gritara: ¡Fuera de aquí, desgraciado!. Sus explosiones eran fuertes vibraciones de su espíritu para romper ciertas barreras y sacudir ciertos corazones empedernidos. Aunque aquel singular confesor trataba a los peregrinos con aparente dureza, éstos, tomando conciencia de la gravedad del pecado y sinceramente arrepentidos, volvían casi siempre para recibir el abrazo pacificador del perdón sacramental. Un penitente tres veces despedido del confesionario y, finalmente absuelto, comentaba: “Ahora sí que he llegado a comprender la gravedad de mis faltas. Hasta este momento nadie había sacudido mi indiferencia, como ahora lo ha hecho el padre Pío. Ahora comprendo mejor y le agradezco a Dios que se haya servido para ello del pulso firme y, al mismo tiempo, paternal del padre Pío”. 

¡Cuánto le costaban al padre Pío las confesiones! Solía decir:”¡Si supieran cuánto cuesta un alma!. Las almas no se dan como regalo: se compran. ¡Ustedes no saben lo que le costaron a Jesús! Ahora y siempre hay que pagarlo con la misma moneda”. 

Pídase la gracia que se desea alcanza en esta novena: 
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Antífona: San Pío se mantuvo alegre al compartir los padecimientos de Cristo y, ahora que se ha manifestado su gloria, rebosa de gozo. 

V/. Ruega por nosotros Glorioso Padre Pío 

R/. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo.  

Oremos: Dios todopoderoso y lleno de bondad, que nos has dado en san Pío de Pietrelcina un modelo de sacerdote consagrado al ministerio de la penitencia, concédenos, por su intercesión, convertirnos a ti de todo corazón y recibir tu misericordia abundante. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Glorioso Padre Pío de Pietrelcina,  ruega por nosotros. (x3) 

Ave María Purísima, sin pecado concebida.


 

No hay comentarios:

Publicar un comentario