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viernes, 29 de marzo de 2024

VIERNES SANTO

VIERNES SANTO 

ORACIÓN PARA COMENZAR  TODOS LOS DÍAS: 

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. 

Poniéndonos en la presencia de Dios, adoremos su majestad infinita, y digamos con humildad:  

“Omnipotente Dios y Señor y Padre mío amorisísimo, yo creo que por razón de tu inmensidad estás aquí presente en todo lugar, que estás aquí, dentro de mí, en medio de mi corazón, viendo los más ocultos pensamientos y afectos de mi alma, sin poder esconderme de tus divinos ojos.  Te adoro con la más profunda humildad y reverencia, desde el abismo de mi miseria y de mi nada, y os pido perdón de todos mis pecados que detesto con toda mi alma, y os pido gracias para hacer con provecho esta meditación que ofrezco a vuestra mayor gloria… ¡Oh Padre eterno! Por Jesús, por María, por José y todos los santos enseñadme a orar para conocerme y conoceros, para amaros siempre y haceros siempre amar. Amén.”  

Se meditan los tres puntos dispuestos para cada día. 

VIERNES SANTO

CONTEMPLACIÓN DE CRISTO CRUCIFICADO

1.- Oh vosotros todos, los que pasáis por el camino, atended y reparad si hay dolor semejante al mío (1). Considera los tormentos de Cristo: 1º, en el cuerpo: Rompieron mis manos y mis pies, contaron todos mis huesos (2). Desde la planta del pie hasta lo más alto de la cabeza no hay en Él sanidad (3). 2º. En el alma, por el desprecio que hicieron de Él. Fui hecho risa del pueblo, y su canción vulgar todo el día (4). Por la infamia de la cruz en compañía de ladrones, como dijo Isaías (5): Fue reputado uno con los facinerosos. Por la falta de quien se compadeciese de Él y le consolase, como anunciaron los profetas. No hay de todos sus amados ni uno que le consuele. Todos sus amigos le despreciaron y se le convirtieron en enemigos, dijo Jeremías (6) y David (7): Aguardé a quien se contristase conmigo, y no hubo alguno; quien me consolase, y no le hallé. Por la ingratitud de los hombres y corto fruto de su pasión como se quejó por Isaías (8): ¿Qué es lo que debí hacer más por mi viña, y no lo hice? Aguarde a que me diese uvas, y me dio solo agraces; y por David (9): ¿Qué utilidad saco de mi sangre?

2.- ¿Qué quieren decir estas llagas en medio de tus manos (10)? Pregúntale esto a tu Jesús, y oye que te responde: Con estas fui llagado en casa de los que me amaban. Reconoce este infinito amor por lo que dice san Agustín (11): Repara la cabeza inclinada para darte ósculo de paz y de amor, el corazón abierto para amarte, los brazos extendidos para abrazarte, todo el cuerpo puesto patente para redimirte. Considerad que cosas tan grandiosas son estas: pesadlas en la balanza de vuestros corazones: y todo se clave en ellos el que por vosotros se fijó todo en la cruz. Verdaderamente nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros (12). Imagina que a ti se te pregunta aquello: Pedro, ¿tú me amas? Y di con prontitud: Tú, Señor, sabes que te amo.

3.- Por todos murió Cristo, para que los que viven, ya no vivan para sí sino para Aquél que murió por ellos (13). Este fruto has de sacar de la muerte de Cristo: No vivir para ti, ni emplear acción alguna de tu vida en buscar comodidad, gusto ni honra alguna. A ti te le debes todo, y todas tus cosas: No sois vuestros, porque habéis sido comprados con precio grande (14). ¿Qué retornare, pues, al Señor por todas las cosas que me dio? dice san Bernardo (15). En la primera obra me dio a mí mismo, en la segunda a Sí; y cuando se me dio, me volvió a darme a mí mismo a mí. Por dado y vuelto a dar, me lo debo a mí. ¿Qué le daré a Dios por habérseme dado así?

(1) Thren., 1. (2) Ps., 21. (3) Is., 1. (4) Thren., 3. (5) Is., 53. (6) Thren., 1. (7) Ps., 68. (8) Is., 5. (9) Psalm., 29. (10) Zachar., 13. (11) Lib. de Virginitate. (12) Ephes., 5. (13) II Cor., 5. (14) I Cor., 6. (15) Tract. de Dilig. Deo

ORACIÓN PARA FINALIZAR  TODOS LOS DÍAS: 

INVOCACIONES AL CORAZÓN DE JESÚS  EN SU PASIÓN. Santa Margarita María de Alacoque:

Humildemente postrado al pie de tu Santa Cruz, te diré con frecuencia, divino Salvador mío, para mover las entrañas de tu misericordia a perdonarme. 

  • Jesús, desconocido y despreciado, R/. Ten piedad de mí. 
  • Jesús, calumniado y perseguido. 
  • Jesús, abandonado de los hombres y tentado. 
  • Jesús, entregado y vendido a vil precio. 
  • Jesús, vituperado, acusado y condenado injustamente. 
  • Jesús, vestido con una túnica de oprobio y de ignominia. 
  • Jesús, abofeteado y burlado. 
  • Jesús, arrastrado con la soga al cuello. 
  • Jesús, azotado hasta la sangre. 
  • Jesús, pospuesto a Barrabas. 
  • Jesús, coronado de espinas y saludado por irrisión. 
  • Jesús, cargado con la Cruz y las maldiciones del pueblo. 
  • Jesús, triste hasta la muerte. 
  • Jesús, pendiente de un infame leño en compañía de dos ladrones. 
  • Jesús, anonadado y confundido delante de los hombres. 
  • Jesús, abrumado de toda clase de dolores. 

¡Oh Buen Jesús! que has querido sufrir una infinidad de oprobios y de humillaciones por mi amor, imprime poderosamente su estima en mi corazón, y hazme desear su práctica. 

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