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miércoles, 28 de febrero de 2024

15° MEDITACIÓN DE CUARESMA

MIÉRCOLES DE LA II SEMANA DE CUARESMA 

ORACIÓN PARA COMENZAR  TODOS LOS DÍAS: 

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. 

Poniéndonos en la presencia de Dios, adoremos su majestad infinita, y digamos con humildad:  

“Omnipotente Dios y Señor y Padre mío amorisísimo, yo creo que por razón de tu inmensidad estás aquí presente en todo lugar, que estás aquí, dentro de mí, en medio de mi corazón, viendo los más ocultos pensamientos y afectos de mi alma, sin poder esconderme de tus divinos ojos.  Te adoro con la más profunda humildad y reverencia, desde el abismo de mi miseria y de mi nada, y os pido perdón de todos mis pecados que detesto con toda mi alma, y os pido gracias para hacer con provecho esta meditación que ofrezco a vuestra mayor gloria… ¡Oh Padre eterno! Por Jesús, por María, por José y todos los santos enseñadme a orar para conocerme y conoceros, para amaros siempre y haceros siempre amar. Amén.”  

Se meditan los tres puntos dispuestos para cada día. 

MIÉRCOLES DE LA II SEMANA DE CUARESMA 

DE LA BOFETADA DE CRISTO 

1.- Uno de los ministros dio una bofetada a Jesús, diciendo: ¿Así respondes al pontífice (1)? Considera la gravedad de esta injuria. Hiere un hombre vil: es herido el Hijo de Dios. Se le da una bofetada con mano cruel, y como piadosamente se cree con una manopla de hierro por el ingrato Malco, a quien poco antes había sanado la oreja, según siente san Juan Crisóstomo (2), en aquel rostro en quien desean los ángeles mirarse; en el congreso de los príncipes y sacerdotes, por una respuesta blanda, verdadera y reverente: es alabado el que hiere, escarnecido el herido. Ni se venga con todo eso el Señor, pudiendo. Imagina que es tratado así un rey terreno por un esclavo: ¿qué suplicios no se le aparejarán? ¡Oh bondad!  ¡Oh paciencia de mi Jesús! ¡Y yo sufro con tanta repugnancia cualquier palabra, o una mínima confusión, mereciéndolas tanto más y mayores! 

2.- Respondió Jesús: Si he hablado mal, da testimonio de ello; pero si bien ¿por qué me hieres (3)? Habla el Señor al recibir la bofetada, cuando después calló a los azotes, a las espinas, a los clavos. Enseñó con esto, que se realza la paciencia con el silencio: con aquello, que no pierde la paciencia su alabanza, si la respuesta es blanda y humilde, como era la de Cristo. Si eres injuriado, mira que guardes una de estas cosas. Habla bien el Señor, y con todo eso le hieren. Paga los delitos de mi lengua. Cuando hablo mal me echa en cara con razón: ¿Por qué me hieres? 

3.- Y le remitió Anás atado a Caifás, pontífice (4). Considera aquí, todos aquellos géneros de injurias que se hicieron a Cristo en este camino a la casa de Caifás. Repara la confusión de Cristo, acompañada de soberanos afectos, con los que todo lo ofrecía por tu salud al eterno Padre. Compadécete de sus penas. Indígnate contra ti, que eres la causa de todas ellas. Duélete, dale gracias, etc. 

(1) Joan ,18.  (2) Hom. 28 in Joan.  (3) Joan.,18.  (4)Joan.,18. 

ORACIÓN PARA FINALIZAR  TODOS LOS DÍAS: 

INVOCACIONES AL CORAZÓN DE JESÚS  EN SU PASIÓN. Santa Margarita María de Alacoque:

Humildemente postrado al pie de tu Santa Cruz, te diré con frecuencia, divino Salvador mío, para mover las entrañas de tu misericordia a perdonarme. 

  • Jesús, desconocido y despreciado, R/. Ten piedad de mí. 
  • Jesús, calumniado y perseguido. 
  • Jesús, abandonado de los hombres y tentado. 
  • Jesús, entregado y vendido a vil precio. 
  • Jesús, vituperado, acusado y condenado injustamente. 
  • Jesús, vestido con una túnica de oprobio y de ignominia. 
  • Jesús, abofeteado y burlado. 
  • Jesús, arrastrado con la soga al cuello. 
  • Jesús, azotado hasta la sangre. 
  • Jesús, pospuesto a Barrabas. 
  • Jesús, coronado de espinas y saludado por irrisión. 
  • Jesús, cargado con la Cruz y las maldiciones del pueblo. 
  • Jesús, triste hasta la muerte. 
  • Jesús, pendiente de un infame leño en compañía de dos ladrones. 
  • Jesús, anonadado y confundido delante de los hombres. 
  • Jesús, abrumado de toda clase de dolores. 

¡Oh Buen Jesús! que has querido sufrir una infinidad de oprobios y de humillaciones por mi amor, imprime poderosamente su estima en mi corazón, y hazme desear su práctica. 

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