MARTES DE LA II SEMANA DE CUARESMA
ORACIÓN PARA COMENZAR TODOS LOS DÍAS:
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Poniéndonos en la presencia de Dios, adoremos su majestad infinita, y digamos con humildad:
“Omnipotente Dios y Señor y Padre mío amorisísimo, yo creo que por razón de tu inmensidad estás aquí presente en todo lugar, que estás aquí, dentro de mí, en medio de mi corazón, viendo los más ocultos pensamientos y afectos de mi alma, sin poder esconderme de tus divinos ojos. Te adoro con la más profunda humildad y reverencia, desde el abismo de mi miseria y de mi nada, y os pido perdón de todos mis pecados que detesto con toda mi alma, y os pido gracias para hacer con provecho esta meditación que ofrezco a vuestra mayor gloria… ¡Oh Padre eterno! Por Jesús, por María, por José y todos los santos enseñadme a orar para conocerme y conoceros, para amaros siempre y haceros siempre amar. Amén.”
Se meditan los tres puntos dispuestos para cada día.
MARTES DE LA II SEMANA DE CUARESMA
JESUS ES LLEVADO PRIMERO A ANAS
1.- Y le llevaron a Anás (l). Lo que se ejecutó en este camino, más piadosamente lo alcanzarás con el afecto que con el discurso. ¡Qué espectáculo tan diverso del que entra hoy en Jerusalén, que poco ha fue! ¡Qué variables son los afectos de los hombres! De la alegría pasan al furor, de las alabanzas a las afrentas, de los obsequios a los oprobios. ¿Y fiarás de los hombres? Todo lo que pudieres imaginar de molestias corporales y de injurias contra el honor, cree que todo se hizo contra el Señor de la majestad. Compadécete. Conoce que tú eres la causa. Duélete. Y cuando contemplas a Jesús, callando a todo, aprende a digerir con silencio santo injurias mucho menores, o que acaso lo son en tu aprensión solamente.
2.- El pontífice, pues, preguntó a Jesús acerca de su doctrina y de sus Discípulos (2). El reo, el culpado examina al que es su verdadero juez. Esta delante del que es reo en pie el modestísimo Jesús: ¿Con que modestia? más, ¿con que soberbia? ; ¿con que injurias? ¿Con que irrisión es examinado? ¿Con que modo es despreciada su doctrina? Dios es juzgado de los hombres, el Justo de los pecadores: Tenga yo, pues, en nada, si soy juzgado de los hombres (3). Merece que yo tolere en mí los juicios de los mejores, el que, siendo inocente, sufrió los juicios de los malos. La caridad, que es paciente y todo lo sufre, hará que yo no caiga.
3.- Respondió Jesús: Yo públicamente hablé al mundo, y nada enseñé a escondidas. ¿Qué me preguntas? Pregúntaselo a aquellos que me oyeron (4). Siendo preguntado en dos puntos, de los Discípulos, y acerca de la doctrina; a lo primero calla; porque los Discípulos con su fuga ninguna reputación le daban; por lo presente nada bueno podía decir de ellos, cosa mala no quiso. Aprende de aquí a hablar cautamente del prójimo. Calla lo que no es para su recomendación. Mira que no sirvas de confusión a tan grande Maestro tuyo. Más para disculpar su doctrina, libremente y sin miedo alega la fama pública. Yo públicamente hablé. A esto se atreve quien tiene en si el testimonio de la buena conciencia. También podrás tú esto mismo siempre, si obrares como si estuvieses a vista de todo el mundo.
(1) Joan.,18. (2)Ibid. (3) I Cor.,4. (4) Joan., 18.
ORACIÓN PARA FINALIZAR TODOS LOS DÍAS:
INVOCACIONES AL CORAZÓN DE JESÚS EN SU PASIÓN. Santa Margarita María de Alacoque:
Humildemente postrado al pie de tu Santa Cruz, te diré con frecuencia, divino Salvador mío, para mover las entrañas de tu misericordia a perdonarme.
- Jesús, desconocido y despreciado, R/. Ten piedad de mí.
- Jesús, calumniado y perseguido.
- Jesús, abandonado de los hombres y tentado.
- Jesús, entregado y vendido a vil precio.
- Jesús, vituperado, acusado y condenado injustamente.
- Jesús, vestido con una túnica de oprobio y de ignominia.
- Jesús, abofeteado y burlado.
- Jesús, arrastrado con la soga al cuello.
- Jesús, azotado hasta la sangre.
- Jesús, pospuesto a Barrabas.
- Jesús, coronado de espinas y saludado por irrisión.
- Jesús, cargado con la Cruz y las maldiciones del pueblo.
- Jesús, triste hasta la muerte.
- Jesús, pendiente de un infame leño en compañía de dos ladrones.
- Jesús, anonadado y confundido delante de los hombres.
- Jesús, abrumado de toda clase de dolores.
¡Oh Buen Jesús! que has querido sufrir una infinidad de oprobios y de humillaciones por mi amor, imprime poderosamente su estima en mi corazón, y hazme desear su práctica.
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