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jueves, 22 de febrero de 2024

9° MEDITACIÓN DE CUARESMA

JUEVES DE LA I SEMANA DE CUARESMA 

ORACIÓN PARA COMENZAR  TODOS LOS DÍAS: 

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. 

Poniéndonos en la presencia de Dios, adoremos su majestad infinita, y digamos con humildad:  

“Omnipotente Dios y Señor y Padre mío amorisísimo, yo creo que por razón de tu inmensidad estás aquí presente en todo lugar, que estás aquí, dentro de mí, en medio de mi corazón, viendo los más ocultos pensamientos y afectos de mi alma, sin poder esconderme de tus divinos ojos.  Te adoro con la más profunda humildad y reverencia, desde el abismo de mi miseria y de mi nada, y os pido perdón de todos mis pecados que detesto con toda mi alma, y os pido gracias para hacer con provecho esta meditación que ofrezco a vuestra mayor gloria… ¡Oh Padre eterno! Por Jesús, por María, por José y todos los santos enseñadme a orar para conocerme y conoceros, para amaros siempre y haceros siempre amar. Amén.”  

Se meditan los tres puntos dispuestos para cada día. 

JUEVES DE LA I SEMANA DE CUARESMA 

SALE AL ENCUENTRO A LAS TURBAS Y MINISTROS. 

1.- Levantaos y vamos de aquí. Mirad que ya se acercó el que me entregará (3). Son palabras de quien, con ansia desea las prisiones y la pasión. ¿De dónde tan animoso ahora a la presencia de los ministros, el que poco antes a  la consideración solo de estas cosas empezó a tener tedio, a  temer y a estar triste? Reconoce aquí la fuerza de la oración y de la perfecta resignación en la voluntad de Dios. Si usares de este medio, saldrás intrépido al encuentro a aquello que más temías. Pues por eso faltas en el tiempo de la tribulación, porque con la meditación no te dispones para ella. Porque no la recibes como venida de la mano de Dios. Y por eso cuando viene la hora huyes. 2.- Aún no había acabado de decir esto, cuando vino Judas, uno de los doce (2). ¡Oh, a lo que se propasó la indómita pasión de Judas! De la avaricia paso a ser ladrón, de ladrón a aborrecer a Cristo, de aborrecerle a venderle, de venderle a ser traidor y guía de los que le prendieron. ¡Infeliz hombre aquel a quien una sola pasión domina! No son necesarias muchas para perderte. Aún una sola es muy poderosa para esto. Una sola a muchas otras convoca. Aplícala segura raíz. Aunque seas religioso tienes mucho que temer. Judas era uno de los doce. 3.- El que le entregó, pues, les dio la contraseña diciendo: Aquel a quien yo besare, ese es, cogedle (3). Repara la industria de la malicia. Prevé que no le han de conocer fácilmente. Sabe que en otra ocasión se salió de entre los que querían apedrearle, otra de entre los que querían levantarle por rey; y para que aquí no se les escape, avisa que le lleven con cautela. ¡Ojalá que tú obraras el bien con tanta cautela y reflexión! ¡Ojala que tú le llevaras con cautela para no perderle, echándole de tu corazón! 

(1) Matth, 26.  (2) Ibid. (3) Ibid 

ORACIÓN PARA FINALIZAR  TODOS LOS DÍAS: 

INVOCACIONES AL CORAZÓN DE JESÚS  EN SU PASIÓN. Santa Margarita María de Alacoque:

Humildemente postrado al pie de tu Santa Cruz, te diré con frecuencia, divino Salvador mío, para mover las entrañas de tu misericordia a perdonarme. 

  • Jesús, desconocido y despreciado, R/. Ten piedad de mí. 
  • Jesús, calumniado y perseguido. 
  • Jesús, abandonado de los hombres y tentado. 
  • Jesús, entregado y vendido a vil precio. 
  • Jesús, vituperado, acusado y condenado injustamente. 
  • Jesús, vestido con una túnica de oprobio y de ignominia. 
  • Jesús, abofeteado y burlado. 
  • Jesús, arrastrado con la soga al cuello. 
  • Jesús, azotado hasta la sangre. 
  • Jesús, pospuesto a Barrabas. 
  • Jesús, coronado de espinas y saludado por irrisión. 
  • Jesús, cargado con la Cruz y las maldiciones del pueblo. 
  • Jesús, triste hasta la muerte. 
  • Jesús, pendiente de un infame leño en compañía de dos ladrones. 
  • Jesús, anonadado y confundido delante de los hombres. 
  • Jesús, abrumado de toda clase de dolores. 

¡Oh Buen Jesús! que has querido sufrir una infinidad de oprobios y de humillaciones por mi amor, imprime poderosamente su estima en mi corazón, y hazme desear su práctica. 

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