DISCURSOS DE SAN PÍO DE PIETRELCINA EL DIA DE LA INAUGURACION DE CASA SOLLIEVO DELLA SOFFERENZA, EN EL PRIMER Y EN EL DÉCIMO ANIVERSARIO.
5 de mayo de 1956.
Sobre la tierra se ha depositado una semilla.
Inauguración de la Casa Alivio del Sufrimiento:
Señores y hermanos en Cristo, la Casa Sollievo della Sofferenza (Casa Alivio del Sufrimiento) se ha completado. Agradezco a los benefactores de todas las partes del mundo que han cooperado. Esta es la criatura que la Providencia, ayudada por vosotros, ha creado, os la presento. Admiradla y bendecidla junto conmigo al Signore Dios.
Se ha depositado en la tierra una semilla que Él calentará con sus rayos de amor. Una nueva milicia, hecha de renuncia y amor está por surgir para gloria de Dios, y confort de las almas y los cuerpos enfermos.
No nos privéis de vuestra ayuda, colaborad en este apostolado de alivio del sufrimiento humano, y la Caridad Divina que no conoce límites y que luce igual a Dios y la Vida Eterna y acumulará para cada uno de vosotros un tesoro de gracia del cual Jesús nos ha hecho herederos en la Cruz.
Esta obra, que vosotros veis es el inicio de su vida, pero, para poder crecer y tornarse adulta esta criatura tiene necesidad de alimentarse y por ella se encomienda otra vez a vuestra generosidad para que no muera de inanición y se convierta en la ciudad hospitalaria técnicamente adecuada a las técnicas más exigentes clínicas junto con orden ascético de militancia franciscana.
Además de oración y de ciencia el género humano debe encontrarse en Cristo Crucificado como un solo rebaño con un solo pastor. Una etapa del camino para cumplir se ha hecho. No detengamos el paso, respondamos solícitos a la llamada de Dios por la causa del bien cada uno ejecutando el deber propio, yo, en incesante oración de siervo inútil del Señor nuestro Jesucristo, vosotros con el deseo punzante de estrechar el corazón de la humanidad sufriente para presentarla conmigo a la Misericordia del Padre Celeste, vosotros con la acción iluminada de la Gracia, con la libertad, con la perseverancia en el bien, con la rectitud de intención. Adelante en humildad de espíritu y con el corazón en alto.
El Señor bendiga a quienes han trabajado y que trabajarán por esta Casa y remunerará miles y miles veces en esta vida a todos vosotros y a vuestras familias con la alegría eterna en la otra.
Quieran la Santísima Virgen de la Gracia y el seráfico Padre san Francisco en el Cielo, y el Vicario de Cristo el Sumo Pontífice en la tierra, interceder para que sean escuchadas favorablemente vuestros deseos.
5 de mayo de 1957.
El camino a seguir.
Primer año de la inauguración de la Casa Alivio del Sufrimiento:
Sea bendito el Señor.
La Obra que el año pasado habéis visto en el inicio de su vida, hoy cumple su primer año.
La Casa Sollievo della Sofferenza (Casa Alivio del Sufrimiento) ya ha abierto sus brazos a varios miles de cuerpos y de espíritus enfermos,, haciendo beneficiarios de vuestra caridad a todos indistintamente y su hospitalización, de los más dotados a los menos acaudalados, suministrando a todos, en medida generosa, con los medios que vosotros habéis proporcionado. Dios ha calentado con sus rayos de amor la semilla depositada. Desde su nacimiento hasta hoy, la Obra para tener su marco legal, ha debido solicitar las prestaciones a la caridad de las personas generosas, a las cuales expreso todo mi reconocimiento. Hoy por disposición del Santo Padre, la Obra tiene su autonomía. El Augusto Pontífice, con munificiencia abundante y solícita, ha dispuesto soberanamente que ella tenga un arreglo jurídico correspondiente a los propósitos que le presiden. El Santo Padre ha concedido que ella tenga una nueva sistematización de su patrimonio inmobiliario y que sus bienes sean dados para uso a las Congregaciones del Terz’Ordine Franciscano de Santa Maria de las Gracias, para que pueda asumir las gestiones.
En la Casa Sollievo della Sofferenza (Casa Alivio del Sufrimiento) se ha orado asiduamente por la Augusta Persona del Vicario de Cristo. Hoy, con este acto soberano, la Casa Sollievo está empeñada en el deber del de singular reconocimiento para Pio XII, que ha señalado los primeros actos de su vida.
Hoy retomamos la segunda etapa del camino a cumplir. El camino a cumplir es este: La Obra se encomienda ahora a vuestra generosidad para que se transforme en una ciudad hospitalaria técnicamente adecuada a las más audaces exigencias clínicas. La Casa deberá aumentar el número de las reparticiones y triplicar el número de las camas. A ello deberemos agregar dos casas, una para mujeres y otra para hombres, donde los espíritus y los cuerpos fatigados y cansados vengan al Señor y obtengan alivio de Él. Un Centro Intercontinental de estudios deberá coadyuvar al profesional de la salud y perfeccionar su cultura profesional y su formación cristiana. Debemos completar la formación de esta Obra para que se vuelva templo de oración y de ciencia donde el género humano se reencuentre en Jesus Crucificado como una sola majada , bajo un solo pastor.
Los hijos de la Obra, que en todas partes del mundo se reúnen a orar en comun, según el espíritu del Seráfico Padre san Francisco y según las directivas y las intenciones del Papa, deberán encontrar que la casa comunitaria de sus grupos de oración, los sacerdotes encontrarán aquí un cenáculo para ellos; los hombres, las mujeres, los religiosos encontrarán aquí la casa para cuidar aún más su formación espiritual y su ascensión a Dios, porque en la fe, en el alejamiento, en la dedicación vivan el amor de Dios, consumación de la perfección cristiana. El amor y la actuación y la comunicación de la vida sobreabundante que Jesús declaró de haber venido a dar. Escuchemos su invitación: “Así como el Padre me ha amado, también yo os amo; permanezcan en mi amor” Jesús sostiene la actividad de Maestro Divino la actividad de medico sanador. Él es el autor de la vida, que , muerto una vez, reina vivo.
Esta Obra, si fuera solamente alivio del cuerpo, tendría solo la constitución de una clínica modelo, hecha por medio de vuestra caridad extraordinariamente generosa. Pero ella esta estimulada y desea ser llamamiento operante del amor de Dios por medio de la aceptación prudente de sus dolores, de la meditación serena de su destino a Él.
En ella el amor a Dios deberá corroborarse en el espíritu del enfermo, mediante el amor a Jesús Crucificado, que emanará de aquellos que asistan la enfermedad de su cuerpo y de su espíritu.
Aquí, hospedado, médicos, sacerdotes serán reserva de amor, que será tanto mayor en uno, tanto más se comunicará a los otros. Los sacerdotes y los médicos, vinculados a su ejercicio de caridad hacia los cuerpos enfermos, sentirán el estímulo ardiente de permanecer también ellos en el amor de Dios, porque ellos y sus asistentes han asistido todos a una única morada en El que es Luz y Amor. Todo el género humano puede sentirse llamado a colaborar en este apostolado entre la humanidad sufriente y que todos ayuden al estímulo del Espíritu: así tendrán de Jesús la gloria que el Padre le dio una sola cosa: “Yo entre ellos y Tu en Mi, pero que su unidad sea perfecta y el mundo reconozca que Tu me has enviado y que los has amado como me has amado a Mi”
María Santísima de la Gracia que es la Reina a la cual todos los días y más veces en el día manifestamos nuestro amor y a la cual pedimos asistencia materna, reine siempre soberana en la ciudad que surgirá en torno a Su Templo, y os asista a todos vosotros.
La Madonna avive el amor de los hijos hacia el Vicario de Jesucristo en la tierra, y un día nos muestre a Jesús en el esplendor de Su Gloria.
5 de mayo 1966.
La oración sostiene la casa.
Décimo aniversario de la inauguración de la Casa Alivio del Sufrimiento:
Mis caros hijos de Italia y del mundo, a todos vosotros cercanos y lejanos, paz y bendición del Señor.
Al dirigíos la palabra en esta solemne y memorable jornada, mi ánimo está lleno de gran conmoción al constatar la obra de la Divina Providencia que en estos diez años, en modo verdaderamente prodigioso, se ha manifestado tan grandemente benéfica en pro de la “Casa Sollievo della Sofferenza (Casa Alivio del Sufrimiento). Mirando hacia atrás al humilde origen y pensando como todo ha nacido de la nada, resalta mayormente el milagro de la fe y de la caridad de los cuales esta Obra rinde testimonio delante de los ojos de todo el mundo. Los rendimientos son infinitos gracias al Señor y a la Virgen santa, y sean bendecidos todos aquellos que de algún modo han cooperado al nacimiento e al desarrollo de la Obra. Hijos míos benditos, os agradezco con todo el corazón por el regalo de vuestra generosidad, por los sacrificios hechos, por el interés y la premura habidas, porque vosotros habéis sido el instrumento en la mano de Dios para la realización de esta “Casa”, en la cual las almas y los cuerpos de tantos hermanos nuestros enfermos son curados y sanados, mediante la obra sacerdotal, sanitaria, espiritual y social de toda la organización hospitalaria.
Mi sincero recuerdo y agradecimiento es también para aquellos que desde el principio colaboraron en la implementación de esta Obra y ahora desde el Cielo, adonde han ido a recibir el premio de su generosa caridad, continúan prestando su asistencia espiritual a la Casa Sollievo della Sofferenza (Casa Alivio del Sufrimiento).
Pero mi recuerdo y pensamiento paterno se vuelven de modo muy particular a los Grupos de Oración, ahora extendidos en el mundo y que presentes hoy, con ocasión de la decena de años de la “Casa”, por su segundo Convenio Internacional.
Ellos, unidos a la “Casa del Alivio” son la posición avanzada de esta Ciudadela de la caridad, viveros de fe , focos de amor, en los cuales Cristo mismo está presente en toda vuelta (toda vez) que se reúnen para la oración y el Ágape Eucarístico, bajo la guía de sus Pastores y Directores espirituales.
Es la oración, esta fuerza unida de todas las almas buena, que mueve el mundo, que renueva la conciencia, que sostiene la “Casa”, que conforta a los que sufren, que cura a los enfermos, que santifica el trabajo, que eleva la asistencia sanitaria, que da la fuerza moral y la renuncia al sufrimiento humano, que derrama la sonrisa y la bendición de Dios sobre toda languidez y debilidad. Rogad mucho, hijos míos, orad siempre, sin cansaros, porque es a la oración que yo confío esta Obra, que Dios ha querido y que continuará a mantenerse y prosperar merced a la ayuda de la Divina Providencia y la contribución espiritual y caritativa de todas las almas que oran.
El Señor Omnipotente y Misericordioso que acepta para si todo beneficio hecho a los hermanos sufrientes, os recompense miles de veces, en medida buena, completa y muy abundante.
Como prenda de reconocimiento espiritual y gratitud ofrezco por todos mi oración y sufrimiento cuotidiano, el recuerdo en el Santo Sacrificio de la Misa, en la que presento ante el Trono de la Divina Majestad, implorando gracias y bendiciones para todos, en modo particular por los enfermos de la “Casa” y por todos los enfermos del mundo espiritualmente unidos en una sola familia de vínculos de dolor y caridad, exhortándoles a soportar cristianamente su sufrimiento en unión y a los sufrimientos de Jesús y de la Virgen Santa.
Sean alabados Jesús y Maria!
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