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viernes, 22 de marzo de 2024

38° MEDITACIÓN DE CUARESMA

VIERNES DE LA V SEMANA DE CUARESMA

ORACIÓN PARA COMENZAR  TODOS LOS DÍAS: 

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. 

Poniéndonos en la presencia de Dios, adoremos su majestad infinita, y digamos con humildad:  

“Omnipotente Dios y Señor y Padre mío amorisísimo, yo creo que por razón de tu inmensidad estás aquí presente en todo lugar, que estás aquí, dentro de mí, en medio de mi corazón, viendo los más ocultos pensamientos y afectos de mi alma, sin poder esconderme de tus divinos ojos.  Te adoro con la más profunda humildad y reverencia, desde el abismo de mi miseria y de mi nada, y os pido perdón de todos mis pecados que detesto con toda mi alma, y os pido gracias para hacer con provecho esta meditación que ofrezco a vuestra mayor gloria… ¡Oh Padre eterno! Por Jesús, por María, por José y todos los santos enseñadme a orar para conocerme y conoceros, para amaros siempre y haceros siempre amar. Amén.”  

Se meditan los tres puntos dispuestos para cada día. 

VIERNES DE LA V SEMANA DE CUARESMA 

LA PRIMERA Y SEGUNDA PALABRA DE CRISTO EN LA CRUZ 

1.- Jesús, pues, decía: Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen (1). Habla en la causa ajena el que siempre callo en la propia. Y la primera no es de su Madre amantísima, sino la de los que le crucificaban. Pondera de por sí sus palabras. Toma el nombre de Padre, por moverle a piedad, y avisarte que es padre, no solo de los buenos, sino también de los malos; y tú, hermano de todos. A ellos. No entiende sólo los que de presente le crucificaban, sino también los futuros, esto es, todos los pecadores. ¡Qué no esperarás viendo que no eres excluido de su oración! No saben lo que hacen. Excúsalos como puede por su ignorancia; porque en realidad, Todo pecador es ignorante; ni pondera la gravedad del pecado. Si eres ofendido, ¿qué haces tú? Ora por los que de presente te ofenden. Perdónalos. Excúsalos tú también cuanto puedes. 

2.- Señor, acuérdate de mí, cuando llegares a tu reino (2). El buen ladrón reprende a su compañero cuando blasfema, confiesa su pecado, da testimonio de la inocencia de Cristo, cree que Cristo es Dios,  lleno de confianza le hace esta oración: Señor, acuérdate de mí cuando llegares a tu reino. Considera lo 1º ¡Que no puede hacer en un momento la gracia de Dios aceptada! 2º. No pide el ladrón que le libre de la cruz, sino que tenga memoria de él. Harto bien está aquel de quien Dios se digna acordarse. 3º. Dos hay al lado de Cristo o en el paraíso: uno se convierte. ¿Quién no tendrá esperanza? Otro se condena. ¿Quién no temerá aunque esté junto a Jesús?  

3.- De verdad te digo: Hoy estarás conmigo en el paraíso. (3)  ¡Qué benignidad la de Jesús! Concede más de lo que se pide. 1º. Hoy, dice: lo que promete no lo dilata. 2º. Conmigo. ¡Qué consuelo estar con Jesús! ¿Deseas estar con Él en el paraíso? Está con Él primero en la cruz. A grandes premios no se puede llegar, si no por grandes trabajos, dice san Gregorio (4). Si padecieres con Él, con Él reinarás. 

(1) Matth., 27.  (2) Luc., 23.  (3) Ibid.,  (4) Hom. 37 in Ev. 

ORACIÓN PARA FINALIZAR  TODOS LOS DÍAS: 

INVOCACIONES AL CORAZÓN DE JESÚS  EN SU PASIÓN. Santa Margarita María de Alacoque:

Humildemente postrado al pie de tu Santa Cruz, te diré con frecuencia, divino Salvador mío, para mover las entrañas de tu misericordia a perdonarme. 

  • Jesús, desconocido y despreciado, R/. Ten piedad de mí. 
  • Jesús, calumniado y perseguido. 
  • Jesús, abandonado de los hombres y tentado. 
  • Jesús, entregado y vendido a vil precio. 
  • Jesús, vituperado, acusado y condenado injustamente. 
  • Jesús, vestido con una túnica de oprobio y de ignominia. 
  • Jesús, abofeteado y burlado. 
  • Jesús, arrastrado con la soga al cuello. 
  • Jesús, azotado hasta la sangre. 
  • Jesús, pospuesto a Barrabas. 
  • Jesús, coronado de espinas y saludado por irrisión. 
  • Jesús, cargado con la Cruz y las maldiciones del pueblo. 
  • Jesús, triste hasta la muerte. 
  • Jesús, pendiente de un infame leño en compañía de dos ladrones. 
  • Jesús, anonadado y confundido delante de los hombres. 
  • Jesús, abrumado de toda clase de dolores. 

¡Oh Buen Jesús! que has querido sufrir una infinidad de oprobios y de humillaciones por mi amor, imprime poderosamente su estima en mi corazón, y hazme desear su práctica. 

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