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lunes, 11 de marzo de 2024

27° MEDITACIÓN DE CUARESMA

LUNES DE LA IV SEMANA DE CUARESMA

ORACIÓN PARA COMENZAR  TODOS LOS DÍAS: 

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. 

Poniéndonos en la presencia de Dios, adoremos su majestad infinita, y digamos con humildad:  

“Omnipotente Dios y Señor y Padre mío amorisísimo, yo creo que por razón de tu inmensidad estás aquí presente en todo lugar, que estás aquí, dentro de mí, en medio de mi corazón, viendo los más ocultos pensamientos y afectos de mi alma, sin poder esconderme de tus divinos ojos.  Te adoro con la más profunda humildad y reverencia, desde el abismo de mi miseria y de mi nada, y os pido perdón de todos mis pecados que detesto con toda mi alma, y os pido gracias para hacer con provecho esta meditación que ofrezco a vuestra mayor gloria… ¡Oh Padre eterno! Por Jesús, por María, por José y todos los santos enseñadme a orar para conocerme y conoceros, para amaros siempre y haceros siempre amar. Amén.”  

Se meditan los tres puntos dispuestos para cada día. 

LUNES DE LA IV SEMANA DE CUARESMA 

ES BURLADO CRISTO DE HERODES 

1.- Herodes, viendo a Jesús, se holgó mucho; porque mucho tiempo había que deseaba verle: y esperaba que le diese a ver algún milagro (1). ¿Por qué no muestras algún prodigio, oh buen Jesús, al que tanto desea conocerte? Porque no es deseo de algún piadoso y devoto afecto, sino de curiosidad. Como dice san Gregorio (2): No buscaba aprovechamiento, sino la admiración de algún milagro, o muestra de alguna ciencia peregrina. Mira no sea que en la meditación y libros devotos busques más el saber que ocuparte en piadosos y sólidos afectos. No hace milagro el Señor porque, como dice san Ambrosio (3): Huía la fantasía. Tú, que juzgas que sabes mucho, aprende esto también, a no jactarte. Argumento es en uno de pequeñez, querer parecer grande. 

2.- Le preguntaba de muchos modos: mas Él nada le respondió (4). Pídese milagro: hácese y no se conoce. Calla Jesús entre las calumnias y acusaciones tan graves. Este es un gran milagro que el mundo no conoce ni advierte. Con obrar un prodigio puede ganar la gracia del rey y de todo el palacio. No lo hace. Otro milagro es este. Puedes tú también hacer tales prodigios. Despreciado, calla: entre los oprobios no abras tu boca: ama ser confundido y humillado por amor de Cristo, y has hecho una cosa admirable. Huye el favor de los grandes, y obraste un milagro. 

3.- Más Herodes le despreció con sus soldados, y le burló vistiéndole vestidura blanca (5). La eterna sabiduría de Dios es humillada hasta darla el nombre e insignias de locura, para curar mi soberbia, con que nimiamente solícito busco ser estimado. Reconozco, Señor, vuestro amor para conmigo, con el que quisisteis parecer un fatuo. Haced que yo sea infatuado con esta necedad, con que escogisteis lo que parece necio y loco al mundo. La blanca vestidura testigo es de vuestra inocencia. Esta misma es la que yo perdí en el paraíso. Vos la habéis hallado, para restituírmela por la gracia. Os doy gracias, Señor, por tal hallazgo. Procuraré por tanto conservarla en su pureza, para que, vestido con decencia, pueda ser admitido a las bodas del Cordero. 

(1) Ibid.  (2) In cap. 31 Job.  (3) Lib. 10 in Luc.  (4) Luc., 23.  (5) Ibid. 

ORACIÓN PARA FINALIZAR  TODOS LOS DÍAS: 

INVOCACIONES AL CORAZÓN DE JESÚS  EN SU PASIÓN. Santa Margarita María de Alacoque:

Humildemente postrado al pie de tu Santa Cruz, te diré con frecuencia, divino Salvador mío, para mover las entrañas de tu misericordia a perdonarme. 

  • Jesús, desconocido y despreciado, R/. Ten piedad de mí. 
  • Jesús, calumniado y perseguido. 
  • Jesús, abandonado de los hombres y tentado. 
  • Jesús, entregado y vendido a vil precio. 
  • Jesús, vituperado, acusado y condenado injustamente. 
  • Jesús, vestido con una túnica de oprobio y de ignominia. 
  • Jesús, abofeteado y burlado. 
  • Jesús, arrastrado con la soga al cuello. 
  • Jesús, azotado hasta la sangre. 
  • Jesús, pospuesto a Barrabas. 
  • Jesús, coronado de espinas y saludado por irrisión. 
  • Jesús, cargado con la Cruz y las maldiciones del pueblo. 
  • Jesús, triste hasta la muerte. 
  • Jesús, pendiente de un infame leño en compañía de dos ladrones. 
  • Jesús, anonadado y confundido delante de los hombres. 
  • Jesús, abrumado de toda clase de dolores. 

¡Oh Buen Jesús! que has querido sufrir una infinidad de oprobios y de humillaciones por mi amor, imprime poderosamente su estima en mi corazón, y hazme desear su práctica. 

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