MEDITACIÓN MIÉRCOLES DE CENIZA
ORACIÓN PARA COMENZAR TODOS LOS DÍAS:
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Poniéndonos en la presencia de Dios, adoremos su majestad infinita, y digamos con humildad:
“Omnipotente Dios y Señor y Padre mío amorisísimo, yo creo que por razón de tu inmensidad estás aquí presente en todo lugar, que estás aquí, dentro de mí, en medio de mi corazón, viendo los más ocultos pensamientos y afectos de mi alma, sin poder esconderme de tus divinos ojos. Te adoro con la más profunda humildad y reverencia, desde el abismo de mi miseria y de mi nada, y os pido perdón de todos mis pecados que detesto con toda mi alma, y os pido gracias para hacer con provecho esta meditación que ofrezco a vuestra mayor gloria… ¡Oh Padre eterno! Por Jesús, por María, por José y todos los santos enseñadme a orar para conocerme y conoceros, para amaros siempre y haceros siempre amar. Amén.”
Se meditan los tres puntos dispuestos para cada día.
MIERCOLES DE CENIZA EL SERMON DE CRISTO SOBRE CENA.
1.- Como me amó mi Padre, así os amé Yo. Permaneced en mi amor (1).
Largo es el sermón, y dignísimo de que siempre se lea. Tres cosas principalmente se tratan y encomiendan en él. El amor de Dios, y no cualquiera, sino permanente y constante. Para obligarnos a éste, nos propone el amor que nos tiene: Os amé graciosamente, sin méritos vuestros. Como me amó a mí el Padre con amor tan puro, tan intenso. ¿Por ventura no pide con derecho ser amado el que así te ama? Y; ¿qué señal de amor le darás? una sola pide: Si me amáis, guardad mis mandamientos. ¡Qué cosa tan fácil! Sus mandatos no son pesados.
¿Das esta señal en la guarda de las reglas? * ¿Dasla en la observancia de la Ley, en el cumplimiento de tu cargo, de las obligaciones de tu estado? ¿Qué fruto sacará el que así ama? 1. Me le manifestare a mí mismo. 2. Mi Padre le amará. 3. Vendremos a él y en él haremos mansión.
Pondera todas estas cosas.
2.-Un mandato nuevo os doy: Que os améis unos a otros como Yo os amé (2). Lo segundo encomienda el amor del prójimo. Si este falta, no puede haber amor de Dios (3). Mandato nuevo, en que se funda la Ley nueva que es ley de amor, en la cual bajo la cabeza Cristo: Todos somos un cuerpo, y cada uno es miembro de otro (4).
Nuevo, no por la novedad de amar, sino de amar como Él amó, graciosamente aún a los enemigos, con propia incomodidad, por tormentos hasta la cruz para salvarnos. ¡Oh, cuanto distas de esta perfección! Si quieres ser su discípulo, enciende en ti tal amor. Ésta es la señal que pide de los que aman en su escuela. En esto conocerán todos, que sois discípulos míos, si hubiere entre vosotros una mutua caridad.
3.- Pedid y recibiréis (5). Lo tercero encomienda la oración. 1.
Aviva la confianza de alcanzar: Cualquiera cosa que pidiereis, yo os la haré. 2.
Aumenta la confianza para pedir al Padre: Si pidiereis al Padre alguna cosa, que es bueno y es poderoso. 3. Enseña que lo que se ha de pedir sea algo, como dice san Agustín (6): Que no sea sin respeto, y dirigido a la vida eterna. 4.
Enseña que se ha de pedir en su nombre, o por sus merecimientos, que, como dice Ruperto (7), son en los que necesariamente ha de estribar y encaminarse toda oración. 5.
Que lo que se pide se dirija a gloria de Dios: Para que sea glorificado el Padre en el Hijo. Si observares exactamente estas condiciones, alcanzarás lo que pidieres.
(1) Joan. 15. (2) Joan., 13, (3) I Joan 4 (4) Rom, 12. (5) Joan., 16. (6) Tr. 102 in Joan, (7) Joan,
ORACIÓN PARA FINALIZAR TODOS LOS DÍAS:
INVOCACIONES AL CORAZÓN DE JESÚS EN SU PASIÓN. Santa Margarita María de Alacoque:
Humildemente postrado al pie de tu Santa Cruz, te diré con frecuencia, divino Salvador mío, para mover las entrañas de tu misericordia a perdonarme.
- Jesús, desconocido y despreciado, R/. Ten piedad de mí.
- Jesús, calumniado y perseguido.
- Jesús, abandonado de los hombres y tentado.
- Jesús, entregado y vendido a vil precio.
- Jesús, vituperado, acusado y condenado injustamente.
- Jesús, vestido con una túnica de oprobio y de ignominia.
- Jesús, abofeteado y burlado.
- Jesús, arrastrado con la soga al cuello.
- Jesús, azotado hasta la sangre.
- Jesús, pospuesto a Barrabas.
- Jesús, coronado de espinas y saludado por irrisión.
- Jesús, cargado con la Cruz y las maldiciones del pueblo.
- Jesús, triste hasta la muerte.
- Jesús, pendiente de un infame leño en compañía de dos ladrones.
- Jesús, anonadado y confundido delante de los hombres.
- Jesús, abrumado de toda clase de dolores.
¡Oh Buen Jesús! que has querido sufrir una infinidad de oprobios y de humillaciones por mi amor, imprime poderosamente su estima en mi corazón, y hazme desear su práctica.
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