Director: Venid y honremos a la Santísima Virgen del Pilar
Todos: Ella es virgen Santa, luz hermosa, claro día, Ella se dignó visitar nuestra patria.
D: Cantemos himnos de honor y de alabanza
T: Ella es la gloria de nuestra raza, la alegría de nuestro pueblo, la esperanza del mundo.
D: Honremos su Pilar, faro resplandeciente, rico presente de amor.
T: Su pilar nos preside de día y de noche. En él tenemos puesta nuestra fortaleza y nuestra confianza.
D: Veneremos su santo nombre, el nombre glorioso del Pilar.
T: Ella escogió esta tierra y la santificó para vivir en ella siempre con nosotros.
D: Gloria al Padre...
T: Como era en el principio...
Rezo del Santo Rosario o la lectura propuesta para este día. Canto del Himno y petición personal.
Pueden hacerse las Preces y Oración que se propone cada día, o terminar con las siguientes aclamaciones y Oración del Pilar.
ACLAMACIONES:
D: Tenemos por guía la Columna que nunca faltó delante del pueblo.
T: Ni de día ni de noche.
D: Invocaban al Señor y Él los oía.
T: Desde la Columna de nube hablaba con ellos.
D: Me pondrá en el alto sobre una piedra y luego levantara mi cabeza sobre mis enemigos.
T: Yo estaré allí delante de Ti sobre la Piedra.
D: Corona de oro sobre su cabeza, adornada con sello de Santidad.
T: Ornamento de gloria, obra primorosa que cautiva las miradas.
D: Labraste con esmero un monumento en lugar elevado.
T: Una mansión para Ti en la roca.
ORACIÓN DEL PILAR:
D: Ruega por nosotros santa María del Pilar.
T: Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo.
Oremos, Dios todopoderoso y eterno, que en la gloriosa Madre de tu Hijo has concedido una amparo celestial a cuántos la invocan con la secular advocación del Pilar, concédenos, por su intercesión, Fortaleza en la fe, seguridad en la esperanza y constancia en el amor.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Canto (himno)
LECTURA PARA EL DIA PRIMERO:
Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo. ¿Y qué puede ser más sublime que este gozo, oh Virgen Madre? ¿O qué cosa puede ser más excelente que esta gracia, que, viniendo de Dios, tú sólo has obtenido? ¿Acaso se puede imaginar una gracia más agradable o más espléndida? Todas las demás no se pueden comparar a las maravillas que se realizan en ti. Todas las demás son inferiores a tu gracia; todas, incluso las más excelsas, son secundarias y gozan de una claridad muy inferior.
El Señor está contigo. ¿Y quién es el que puede competir contigo? Dios proviene de ti; ¿quién no te cederá el paso, quién habrá que no te conceda con gozo la primacía y la precedencia? Por todo ello, contemplando tus excelsas prerrogativas, que destacan sobre las de todas las creaturas, te aclamo con el máximo entusiasmo: Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo. Pues tú eres la fuente del gozo no sólo para los hombres, sino también, para los ángeles del cielo.
Verdaderamente, bendita tú entre las mujeres, pues has cambiado la maldición de Eva en bendición; pues has hecho que Adán, que yacía postrado por una maldición, fuera bendecido por medio de ti.
Verdaderamente, bendita tú entre las mujeres, pues por medio de ti la bendición del Padre ha brillado para los hombres y los ha liberado de la antigua maldición.
Verdaderamente, bendita tú entre las mujeres, pues por medio de ti encuentran la salvación tus progenitores; pues tú has engendrado al Salvador, que les concederá la salvación eterna.
Verdaderamente, bendita tú entre las mujeres, pues sin concurso de varón has dado a luz aquel fruto que es bendición para todo el mundo, que lo ha redimido de la maldición que no producía sino espinas.
Verdaderamente, bendita tú entre las mujeres, pues a pesar de ser una mujer, creatura de Dios como todas la demás, has llegado a ser, de verdad, Madre de Dios. Pues lo que nacerá de ti es, con toda verdad, el Dios hecho hombre, y, por lo tanto, con toda justicia y con toda razón, te llamas Madre de Dios, pues de verdad das a luz a Dios.
Tú tienes en tu seno al mismo Dios, hecho hombre en tus entrañas, quien, como un esposo, saldrá de ti para conceder a todos los hombres el gozo y la luz divina.
Dios ha puesto en ti, oh Virgen, su tienda como en un cielo puro y resplandeciente. Saldrá de ti como el esposo de su alcoba e, imitando el recorrido del sol, recorrerá en su vida el camino de la futura salvación para todos los vivientes, y, extendiéndose de un extremo a otro del cielo, llenará con calor divino y vivificante todas las cosas.
(De los sermones de san Sofronio, obispo, Patriarca de Jerusalén)
PRECES:
Proclamemos las grandezas de Dios Padre todopoderoso, que quiso que todas las generaciones felicitaran a María, la Madre de su Hijo, y supliquémosle diciendo:
Que la llena de gracia interceda por nosotros.
Oh Dios, admirable siempre en tus obras, que has querido que la inmaculada Virgen María participara en cuerpo y alma de la gloria de Jesucristo, haz que todos tus hijos deseen y caminen hacia esta misma gloria.
Tú. que nos diste a María por Madre, concede, por su mediación, salud a los enfermos, consuelo a los tristes, perdón a los pecadores, y a todos abundancia de salud y de paz.
Tú que hiciste de María la llena de gracia, concede la abundancia de tu gracia a todos los hombres.
Haz, Señor, que tu Iglesia tenga un solo corazón y una sola alma por el amor, y que todos los fieles perseveren unánimes en la oración con María, la Madre de Jesús.
Tu, que coronaste A María como reina del cielo, haz que los difuntos puedan alcanzar con todos los santos la felicidad de tu reino.
ORACION:
Dios de misericordia: fortalece nuestra débil condición y, al recordar este día a la Madre de tu Hijo, concédenos, por su intercesión, vernos libres de todas nuestras culpas. Por Jesucristo nuestro señor, Amen.
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